Fiesta y Reivindicación.

Ésta semana ha sido el Día del Orgullo Gay y se ha cumplido un año desde que éstos se pueden casar (matrimoniarse) sin que ningún cataclismo nos haya asolado, ni las familias ni la sociedad toda se hayan desintegrado. A los agoreros de siempre les ha pasado como con el divorcio, se han enrabietado siguiendo un papel predeterminado para luego hacer un uso normalizado de un matiz institucional. Por que la institución no ha cambiado, sólo se ha ampliado para incluir a más ciudadanos. Va siendo hora de que acepten al diferente, como hicieran con los zurdos (a los que llegaron a atar la mano a la espalda, a zaherir y golpear para "corregirles"). La orientación sexual del deseo erótico - o sea, quién me pone- no es una enfermedad ni un trastorno pero tampoco una elección. Esperemos que las miradas serenas e inteligentes acaben siendo las más.
Vale.