Oda a una extraña muchacha
No huyas bajo álamos caricia inmantenida
No asumas en el aire tu incendio engacelado
No olvides o no huyas del imán de mi cuerpo
Hay un país que baja de tu voz somniforme
Hay un brillo de espadas en tus ojos topacios.
No sabes que te quiero mucho
que dentro de mi imberbe corazón te has movido
rápida voz extraña de muchacha rapaz
Líquenes de esperanza navegan por tu manto
Has abierto una ropa con silueta de loto
No sabes que te adoro con inocentes señas.
Responde común luz o escúchame mujer
dentro de mis espejos de belleza y deseo
Te has dormido inaudita sobre mi espalda muda
dulce dulcísima cara de criatura
y de sutiles pasos navegante.
Te quiero pero no huyas
No quites el tiempo de tu rodilla
No te turbes en lecho de infinito relumbre
Habla debes venir a decirme en qué piensas
La mujer se evapora con los labios cerrados
La mujer cuando ama es un vuelo en un sueño
No dejes en mis manos el gamo de tu sombra
Ama como era antaño la fuente de tus penas.
Carlos Edmundo De Ory
2 Comentarios:
¿Habeis probado a escribir en Gugel vuestros apellidos o el de algún amigo? Se encuentran cosas curiosas, como éste poema de De Ory que me recordó ésta pintura de Egon Schiele.
Esperemos que los herederos de ninguna de las dos familias me demanden por no pagar derechos...
Saludos.
Hace unos años, a algunos patriarcas ORY les llegó una carta del fabricante de lencería ORY pidiendo permiso -con 20 años de atraso- para usar la marca. Alguna consorte sugirió provisión de sujetadores de por vida, pero la idea parece que no prosperó...
Por lo demás, me consta que a algunos ORY les encanta que den promoción a su famoso tito Carlos Edmundo. A ésta, por lo menos, sí (por si no quedaba claro).
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