2005/09/27

Desmontando a Pío Moa

(Artículo publicado originalmente en el Diario de Sevilla)

FELIPE VILLEGAS/Salvo en círculos y medios especializados (en internet se libra una batalla dialéctico-digital en toda regla), el común de los mortales suele ser ajeno a la miga que encierran algunos historiadores o seudohistoriadores cuando se deciden a sentar cátedra en sus libros o charlas. Premisas como distancia histórica frente al evento, afán de objetividad (una utopía), contraste de las fuentes, consulta hasta agotar las fuentes, ecuanimidad, uso de un lenguaje aséptico... no parecen abundar en el catálogo de novedades históricas que asoma a los escaparates, y ello pese a su tirón.

Oyendo al historiador Francisco Espinosa Maestre (Villafranca de los Barros, 1954, pero afincado hace años en Sevilla) uno puede hacerse una idea del complejo entramado de intereses que rodea al hecho histórico puro cuando éste se presta a ser usado como arma propagandística y/o política. Es el caso de la Guerra Civil y sus cruentos capítulos, que siguen estando en la picota y produciendo agrios debates y manipulaciones, operaciones a gran escala de confusión y relativización que, lejos de servir para contar las cosas tal cual pasaron, son el pretexto de algunos para legitimar causas pretéritas aún latentes.

Ésta es la tesis de partida de Espinosa en su último libro, cuyo esclarecedor título, El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española (Ediciones Los Libros del Oeste), no es sino el aperitivo de unas demoledoras páginas en las que Espinosa ejerce de cirujano para diseccionar el por él llamado "Método Moa: un libro en 15 días".

En tono ensayístico, claro y rotundo, Espinosa desmonta al encumbrado Pío Moa, un autor de pluma fácil (de ahí su copiosa producción editorial) erigido en superventas (Aznar le declaró su admiración) cuya credibilidad cuestiona el autor del ensayo de cabo a rabo, empezando por su formación: "Ni Pío Moa es historiador ni sus libros son de historia. En realidad estamos ante un simple propagandista y mediocre escritor al servicio del Partido Popular, al que se le ha encomendado la misión de mejorar la imagen que la derecha española quiere dar de sí misma y empeorar la de la izquierda. Para lograr dichos objetivos vale todo", sostiene Espinosa.

Sus afirmaciones, aunque corrosivas, no son gratuitas. En el centenar justo de páginas de su libro confronta la visión y sapiencia de Moa partiendo de un episodio concreto y lacerante de la Guerra Civil: la matanza acaecida en la plaza de toros de Badajoz el 14 de agosto de 1936, justamente en el que Espinosa es experto, como acreditó en su libro La columna de la muerte (Crítica), al que Moa descalificó vía artículos en prensa e internet (Libertad Digital) con argumentos como el que sigue: "Es fácil percibir varios puntos débiles en el estudio La columna de la muerte. No está en mis posibilidades contrastar esos datos ni los métodos empleados, pero advertiré que, vistas las desvirtuaciones tan frecuentes del autor, y su evidente deseo de revolver bilis, sus datos ofrecen el mayor margen de desconfianza. Otros podrán hacer sobre el terreno las comprobaciones pertinentes".

"¿Dónde están los argumentos, las refutaciones, los datos que oponer?, ¿por qué sigue empequeñeciendo una matanza en toda regla de la que hubo testigos, como el periodista portugués Mário Neves, que desacreditaron lo que el franquismo llamó La leyenda de Badajoz?", se pregunta el autor, quien confiesa que se ha planteado su obra "como un reto porque había gente que deseaba ver cómo se ponía en evidencia el Método Moa, sus fuentes y falsedades, su propaganda. Faltaba instrucción y aquí se ofrece, así como respuestas a por qué Moa y otros de semejante talante siguen queriendo manipular la Historia en beneficio propio". En efecto, la segunda parte del ensayo abre su enfoque para desvelar las claves del revisionismo histórico, un movimiento (el autor llega a usar el término cruzada) nacido al calor de las aún recientes victorias electorales del PP con una finalidad: "Ajustar la Historia del pasado de modo que convenga a lo que la derecha actual desea".

"Moa y compañía –es decir, César Vidal, Ricardo de la Cierva, Jiménez Losantos, Gonzalo Fernández de la Mora, García de Cortázar, José Luis Gutiérrez Casalá, Ángel David Martín Rubio, entre otros citados– representan la respuesta que la derecha que ha estado en el poder da a otro movimiento, el de la recuperación de la memoria histórica, surgido en torno a 1996-7".

En su análisis, el historiador extremeño no escatima en responsabilidades a la hora de explicar el porqué del éxito del revisionismo, cuyos adalides (con Moa a la cabeza) venden libros como churros. "Es tal el poder y respaldo mediático de la derecha que en la izquierda no ha habido un contrapeso equivalente, y es en esta gran operación mediática de recuperación del espíritu franquista y de reconquista de la historia de España donde Moa ha jugado un papel primordial desde 1999. La derecha podía haber elegido opciones más moderadas, pero con la mayoría absoluta de Aznar y la alineación de éste con los planes de Bush, se apostó por el neofranquismo y el revisionismo más montaraces", argumenta, al tiempo que encuentra en el "pacto político por el olvido" suscrito por el PSOE a raíz de su victoria en 1982 buena parte de la culpa para que el revisionismo haya cuajado como lo ha hecho.

"El PSOE optó por no mirar atrás, la suya fue una política de la desmemoria y así, a fines de los 90, el terreno estaba abonado con olvido y confusión para la cosecha que se avecinaba". Y concluye: "El resultado es una sociedad donde la batalla por la memoria, por el pasado, está más viva que nunca, donde el proceso de exhumación de fosas saca de quicio a la derecha, que se niega a reconocer que los vencidos, por tarde que parezca, tienen el mismo derecho que tuvieron los vencedores durante décadas para localizar a sus desaparecidos y darles sepultura digna. Y de ahí que lleven tan mal el goteo de libros sobre represión, que no ha cesado desde los años 80, que pone en evidencia los orígenes del franquismo y el hecho de que su única fuente de legitimidad fue la violencia".

Por todo lo expuesto, Espinosa se pregunta por qué en España no hay controles para evitar que prolifere la propaganda travestida de historia como sí los hay en Inglaterra o Francia. "Eso no es libertad de expresión, como tampoco es de recibo que se repitan los viejos tópicos reforzando la imagen en el colectivo de que aquello, la guerra del papá o el abuelo, no tuvo nada que ver con lo que cuentan los historiadores".

2005/09/26

Declaración de Principios II

En estas dos citas está concentrado lo que son las características básicas del federalismo republicano. Primera, el federalismo no es simplemente un modo de organización territorial, no es descentralización.

Puede que los resultados en algunos casos sean parecidos pero los principios que fundamentan ambos modelos son diametralmente opuestos. Como dice Pi y Margall la descentralización es algo otorgado desde el Estado como una concesión más o menos graciosa y que en cualquier momento puede cambiarse por la voluntad del poder estatal. La federación se basa en la idea de que son las colectividades inferiores las que dan lugar a la superior, que por tanto obtiene de ellas su soberanía de manera delegada. En el caso de la descentralización el Estado es el que controla y limita los poderes de las colectividades de nivel geográfico inferior, en el federalismo ocurre a la inversa.. Es el poder democrático nacido del pacto lo que establece y fundamenta el poder de las entidades superiores, porque la soberanía no se cede, se ejerce por representación y en última instancia son los ciudadanos y ciudadanas quienes libremente han de organizarse en las colectividades que les parezcan convenien tes y su configuración no debe ser impuesta ni por razones históricas, ni en virtud de supuestas esencias o situaciones ya consolidadas que siempre son revisables. Segunda, la federación se basa en la idea de que la variedad es positiva la uniformidad negativa. Ésta siempre es algo impuesto de una manera u otra como modelo inventado de manera formal y ajeno a la diversidad de situaciones que se dan en la realidad de países más o menos extensos y con unas condiciones geográficas muy diversas como es el caso del nuestro. La uniformidad supone obligar a las colectividades componentes a renunciar a elementos que a los que las forman, aunque a otros les parezca otra cosa, pueden considerar fundamentales de su identidad. El hecho con el que hay que contar en el actual Estado español es que los sentimientos de las distintas regiones, nacionalidades o naciones, como se las quiera llamar, tienden a marcar las diferencias y solo en un proyecto que no les obligue a renunciar a ellas podrán ser plenamente integradas. Si se quiere tener éxito en la construcción de una República Federal Española hay que reconocerlo así, negarlo solo puede llevar al fracaso. La organización del Estado federal debe partir del principio expresado por la enmienda décima de la Constitución de los Estados Unidos: "Los poderes no delegados a los Estados Unidos por la constitución, ni prohibida por ella a los Estados, están reservados a los Estados respectivos o al pueblo". Esto es, dado que todo el poder emana de las individuos y colectividades de nivel más básico, el nivel federal solo podrá ejercer las que hayan sido explícitamente delegadas. Por tanto, el sentido es justamente el inverso, por lo menos en cuanto al orden de la legitimación, del que se ha dado en España, no es que el Estado central ceda algunas competencias a las entidades federadas, sino que son éstas las que delegan ciertas funciones en el Estado federal. Cuanto más próxima a las personas esté la actividad política más fácil será su control y más probable que los ciudadanos participen en su actividad. El principio es también aplicable a las relaciones entre los ayuntamientos y otra s entidades políticas.

La aplicación del proyecto federalista en España supondría el cierre del proceso autonómico en tanto que las decisiones con respecto a las competencias tendrían rango constitucional dentro que cada una de las entidades federadas y sólo podrían modificarse con las garantías propias de estos casos, es decir, mayoría cualificada en la asamblea que los decida y refrendo popular. Teniendo esto en cuenta, hay que señalar cuales son las funciones mínimas que el Estado Federal debe ejercer para que se mantenga su carácter de entidad política que agrupa a otras y solo se añadirán para cada caso aquellas que cada una de las entidades federadas decida transmitir al poder federal que no tienen porque ser las mismas en todas.
El mínimo institucional definitorio de una República Federal estaría representado por ocho características básicas:

1. Lista única en la que se enumeran las materias que corresponden en exclusiva al Gobierno Federal, con reserva expresa a favor de los poderes federales de todas las competencias en las materias relacionadas con derechos fundamentales, con la seguridad nacional y con asuntos que afecten a más de un ente federado.

2. Las materias propias de cada ente federado estarán establecidas por su ley constitucional respetando las reservas debidas al punto anterior, extendiendo su ámbito competencial a todos los demás asuntos que no hayan sido remitidos explícitamente al poder federal.

3. Representación de los entes federados en una Cámara Territorial para participar en la elaboración y ejecución de las leyes federales.

4. Principio de ciudadanía única común para todos los ciudadanos de la República por el cual los ciudadanos y ciudadanas gozan de los mismos derechos en todos los entes federados sin que se puedan restringir por ningún concepto.

5. Jurisdicción única presidida por el Tribunal Supremo federal.

6. Garantía de que las bases del sistema no pueden ser alteradas por ley ordinaria.

7. Mecanismos judiciales tasados para la solución de conflictos que surjan entre los entes federados o con el Gobierno Federal.

8. Distribución de los recursos financieros acorde con el reparto de las competencias. Las Comunidades podrán asumir, si lo desean, la capacidad recaudatoria y legislativa sobre los impuestos indirectos y tasas. Los municipios tendrán asignados sus propios impuestos que deberán ser suficientes para asumir sus funciones propias sin tener que depender de otras fuentes de financiación. La capacidad legislativa y recaudatoria de los impuestos con una función redistributiva corresponderá al Estado Federal. Las entidades federadas podrán reclamar una participación en lo recaudado por estos impuestos si se muestra, siguiendo criterios técnicos y no políticos, que la financiación vía imposición indirecta es insuficiente. Se mantendrá la Caja Única de Seguridad Social como garantía del carácter redistributivo de las prestaciones.

El Estado Federal no reconocerá más entidad política o Administrativa que la Comunidad y el Municipio, dejando a las propias Comunidades la decisión de establecer provincias, comarcas u otras entidades si lo desearan. La circunscripción electoral a nivel federal será la Comunidad.

Mario Benedetti

Un Vasto y Desierto Paisaje
Recientemente ha sido el 85º cumpleaños de Mario Bendetti, me apetece poner una de sus poesías.

Chau número tres


Te dejo con tu vida
tu trabajo
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
es un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Te quiero


Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es por sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos mi
amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no esta sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
L'heura dels dits detura el pas del temps
i no hi ha espai que no omplin els teus pits
turgents i erectes, les cuixes i els malucs.
Apropo els llavis als teus llavis molls
i compassadament respiro amb tu
Miquel Marti i Pol

("La hiedra de los dedos detiene el paso del tiempo
y no hay espacio que no llenen tus pechos
turgentes y erectos, los muslos y los glúteos.
Acerco los labios a tus labios mojados
y acompasadamente respiro contigo.

2005/09/23

Declaración de Principios Políticos

Es preciso pensar en una organización que vaya de abajo a arriba y no de arriba a abajo. Ésa es la enorme diferencia qu hay entre la descentralización y la federación. La descentralización parte de arriba a abajo; la federación de abajo a arriba. ¿Qué más da? direis tal vez. Si la organización viene de abajo, las provincias son las que limitan la acción del Estado; si es de arriba, el Estado es el que limita la acción de las demás colectividades. En el primer caso, el Estado tiene funciones determinantes de que no puede excederse: en vez de limitar las acciones de las provincias, está limitado por las provincias mismas. Es entonces el Estado hijo de un pacto que no se puede romper sino con el mutuo acuerdo de los que lo otorgaron.

Tenedlo entendido: vosotros quereis la unidad en la uniformidad, nosotros la unidad en la variedad.
(Discurso pronunciado por Pi i Margall en las Cortes constituyentes de de 1869, sesión del 19 de Mayo) "

2005/09/07

Un Vasto y Desierto Paisaje

Con todas las bitácoras que ya hay ¿una más?. Pues sí. Por qué no. Estoy cansado de moderarme, de morderme la lengua y de no poder decir todo lo que quiero cuando quiero. Y sobre todo de poder hablar de lo que quiero: política, literatura, cine, de lo que me gusta y de lo que no. Y de ser yo mismo aunque no lo sea.