Abusando del Abuso
Una selección de textos de Agustín Malón Marco para reflexionar sobre víctimas, victimizaciones, peligros y tabúes.
"Los años ochenta fueron un momento para considerar muchos de los más oscuros temas relacionados con la sexualidad, incluyendo la violación entre cercanos, la violencia doméstica y el acoso sexual. En especial, los crímenes sexuales contra los niños se convirtieron en una preocupación nacional. Cuando el problema del abuso infantil se convirtió en una causa política, el sereno análisis y el debate quedaron aparte, mientras que la pura defensa en nombre de los niños y de los adultos supervivientes era aplaudida." Ofshe, R.; Watters, E. (1996) Making Monsters. False memory, psychotherapy and sexual hysteria. University Of California Press. Berkeley. Los Angeles; p. 10.
"Hemos dejado que las fuerzas de Satan gobiernen nuestra nación y controlen nuestro destino. Estos no son temas políticos, liberales contra conservadores o demócratas contra republicanos. Nosotros no estamos hablando de política energética, de economía o de política. Estos son temas morales, el bien contra el mal, Cristo contra el Anticristo" (Envío publicitario de 1980 del movimiento Christian Voice que apoyó públicamente la elección de Reagan. Cañeque, C. (1988) Dios en América. Una aproximación al conservadurismo político-religioso en los Estados Unidos. Península. Barcelona; p. 116.
"Nuestros miedos ocultos se suman a la suma total del terror sexual. No existiendo un lenguaje mejor, capaz de explorar y delimitar esas otras fuentes de peligro, se culpa a los hombres de todo y, de esta forma, se exagera su poder y nos empobrecemos nosotras. Más aún, permitimos que los elementos volátiles e irracionales del sexo queden abiertos a la manipulación por parte de los demás y sean fácilmente manejados en campañas contra la desviación sexual, la degeneración y la contaminación moral" . Vance, C. (1989) "El placer y el peligro: hacia una política de la sexualidad", en Vance, C. (Comp.) (1989: orig: 1984) Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Ed. Revolución, SAL.; p. 16.
"Con el feminismo cultural se pasó de culpabilizar al patriarcado —en tanto que sistema que concede el poder a los varones— a atacar directamente a los hombres, individual o colectivamente, por el mero hecho de serlo. Es decir, se concibió la naturaleza masculina como esencialmente agresiva. Los hombres fueron considerados como auténticos depredadores sexuales, provistos de unos impulsos poco menos que irrefrenables. Una mayor permisividad en el terreno sexual sólo podía conducirles a una mayor violencia contra las mujeres en la vida real y, sobre todo, en la pornografía, verdadera maestra en el arte del abuso para con aquellas, consumada fuente de perversiones de donde derivan todas las demás." Osborne, R. (1993) La construcción sexual de la realidad. Ed. Cátedra. Madrid.; p. 23.
"Hablar de histeria victimista no significa que las violencias infligidas a las mujeres sean imaginarias. Los malos tratos y las agresiones sexuales son innegables. Como contrapartida, las estadísticas aterradoras que enarbolan las feministas no lo son tanto. La neutralidad de las cifras no debe llamar a engaño; tras su objetividad aparente se esconde una empresa ideológica de reescritura de lo real. En mucho mayor grado que la ola de violencias masculinas, es la extensión abusiva de la noción de agresión sexual y la reformulación de los criterios de normalidad y criminalidad lo que explica la espiral que experimenta la violación. (…) Al ampliar la definición de violencia, al reducir el umbral de tolerancia; criminalizando los actos que la conciencia común considera «normales», el feminismo radical deja de iluminar lo real para pasar a diabolizarlo, ya no exhuma una cara oculta del dominio masculino, sino que libra al sensacionalismo, así como a una victimología imaginaria." Lipovetsky, G. (2000; orig. 1997) La tercera mujer. Anagrama. Barcelona; p. 64.
"La investigación sobre malos tratos a menores, sin embargo, tiene muchas de las características de una pseudociencia, «un tipo de logros ilusorios que permiten que la gente descubra aquello que quisiera creer». Las feministas descubren que se trata de una expresión del poder patriarcal; los socialistas utópicos que es una perversión capitalista; los conservadores que es un síntoma de decadencia moral." Dingwall, R. (1989) "Algunos problemas en la predicción del abandono y los malos tratos a menores" en Stevenson, O (Ed.) (1989). La atención al niño maltratado. Barcelona, Paidós; p. 60.
"Muchos de los niños involucrados en estos casos habían contado historias estremecedoras sobre cómo habían sido forzados a actuar en películas pornográficas, violados y sodomizados, obligados a ver sacrificar animales (y a veces bebés humanos) y a guardar silencio. Los terapeutas que trataban a estos niños y a sus padres decían que les habían visto repetir, una y otra vez, estos temas extremos en sus juegos, y que presentaban síntomas de problemas psicológicos. Los profesionales de salud mental, los padres y los abogados creían las historias de los niños. Sin embargo, muchos de los agentes de policía y de los trabajadores del servicio de protección que investigaban los casos, así como algunos abogados de la defensa, estaban genuinamente convencidos de que, como no aparecía ninguna señal de estas atrocidades en los cuerpos de los niños, nunca habían ocurrido. Creían que, incluso en los casos en que los abusos sexuales fueron corroborados médicamente, las historias de los niños sobre las actividades más extrañas no eran válidas, sino que eran producto de sugestión o fantasía." Garbarino, J.; Stoff, F.M. (Eds.) (1993; orig. 1989) Lo que nos pueden decir los niños. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid.; p. 244.
"Muchas veces el conocimiento de que se fue víctima de abuso sexual comienza con un minúsculo sentimiento, sensación, intuición. Es importante confiar en esa voz interior y trabajar a partir de allí. Suponer que las sensaciones son válidas. Es raro que una persona crea que sufrió abusos sexuales y después descubra que no fue así. La progresión suele ir en sentido inverso, de la sospecha a la confirmación. Si de verdad piensas que abusaron de ti y tu vida manifiesta los síntomas, hay una gran probabilidad de que haya ocurrido así. Si no estás segura, mantén abierta la mente y ten paciencia contigo misma. Con el tiempo verás más claro." Bass y Davis, (1995) El coraje de sanar. Guía para las mujeres supervivientes de abuso sexual en la infancia. Urano. Barcelona; p. 33.
“…durante años, los sexólogos han manifestado resistencias a estudiar este tema, creyendo que se trataba de una forma de negar la sexualidad infantil o reforzar los miedos sexofóbicos propios de una cultura conservadora, pero recientemente han caído en la cuenta de la enorme trascendencia social, educativa y clínica de este campo de investigación (…) se ha roto, por fin, el silencio." López, F. (1995) Prevención de los abusos sexuales y educación sexual. Amarú Ed. Salamanca; p. 25.
"…la atención popular a este problema [del abuso] puede ser explicada no solo por el descubrimiento de sus verdaderas dimensiones, sino también por la creencia de que el abuso sexual es diferente a cualquier otro tipo de problema que nunca hayamos imaginado (…) Ahora sabemos que una buena parte del abuso sexual se produce a manos de los miembros más cercanos de la familia, especialmente padres y padrastros. No es raro que el abuso se extienda por un largo periodo de tiempo. La mayoría de las víctimas nunca hablan a nadie sobre ello y el abuso puede dejar serias cicatrices psicológicas en las víctimas en la forma de alteraciones de la autoestima y en la incapacidad para desarrollar unas relaciones íntimas de confianza." Finkelhor, D. (1984) Child sexual abuse. New theory and research. Free Press. New York.; p. 2-3.
"El sexo siempre es culpable mientras no se demuestre lo contrario, y ésta resulta ser una afirmación bien cara si tenemos en cuenta las sanciones negativas que despierta con tanta facilidad. El exceso de énfasis en el peligro corre el riesgo de convertir en tabú el discurso sobre el placer sexual. Es fácil intimidar a las feministas con la acusación de que su propio placer es egoísta; por ejemplo, a través de la retórica política, que insinúa que ninguna mujer tiene derecho a hablar de placer mientras haya otras mujeres en peligro —en otras palabras, nunca—. " Vance, C. (1989) "El placer y el peligro: hacia una política de la sexualidad.", en Vance, C. (Comp.) (1989: orig: 1984) Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Ed. Revolución, SAL.: p. 19.
"Los antropólogos siempre convendrán en que los peligros corporales, los que amenazan a la infancia o a la naturaleza, son armas utilizables en la lucha ideológica por la dominación. Esta idea no es nueva en absoluto. Está implícita en el análisis crítico de Michel Foucault sobre el «discurso» que impone sus disciplinas al cuerpo. Hoy en día, resultaría extraordinariamente ingenuo imaginar una sociedad en la que el discurso sobre el riesgo no estuviera politizado. " Douglas, M. (1991; orig. 1966) Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Siglo XXI. Madrid; p. XXII.
"El cuerpo es un modelo que puede servir para representar cualquier frontera precaria o amenazada. El cuerpo es una estructura compleja. Las funciones de sus partes diferentes y sus relaciones ofrecen una fuente de símbolos a otras estructuras complejas. No podemos con certeza interpretar los ritos que conciernen a las excreciones, la leche del seno, la saliva y lo demás a no ser que estemos dispuestos a ver en el cuerpo un símbolo de la sociedad, y a considerar los poderes y peligros que se le atribuyen a la estructura social como si estuvieran reproducidos en pequeña escala en el cuerpo humano" Douglas, M. (1991; orig. 1966) Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Siglo XXI. Madrid; p. 133.
"[El niño] es la mejor copia de Adán antes de que probase a Eva o la manzana (…) Él es inocentemente feliz, porque no conoce el mal ni ha aprendido mediante el pecado a familiarizarse con la miseria." John Earle, (1628) Microcosmographie, citado en Boas, G. (1966) The cult of childhood. London. The Wasburg Institute, Univ. of London; p. 42.
"Unas ciencias recientes, como el psicoanálisis, la pediatría y la psicología, se dedican a los problemas de la infancia y sus consignas llegan a los padres a través de una vasta literatura de vulgarización. Nuestra sociedad está obsesionada con los problemas físicos, morales y sexuales de la infancia." Ariès, Ph. (1987) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Taurus. Madrid; p. 540.
"Un ejemplo que trataré en un próximo volumen: al comienzo del siglo XVIII se concede de pronto una importancia enorme a la masturbación infantil, que se persigue generalmente como si se tratase de una epidemia súbita, terrible, capaz de comprometer a toda especie humana. (…) Lo importante de aquel momento era, antes bien, reorganizar las relaciones entre niños y adultos, padres, educadores, intensificar las relaciones intrafamiliares, la infancia convertida en apuesta común para los padres, las instituciones educativas y de la higiene pública, la infancia como vivero. En la encrucijada del cuerpo y del alma, de la salud y la moral, la educación y el adiestramiento, el sexo de los niños se convirtió simultáneamente en blanco e instrumento de poder. Así se constituyó una «sexualidad infantil» específica, precaria, peligrosa, que era preciso vigilar constantemente." Foucault, M. (2001; orig. 1981) "No al sexo rey." En Foucault, M. Un diálogo sobre el poder, Alianza Editorial, Madrid; p. 160-161.
"Mientras que en el S. XVIII la doctrina antisexual del onanismo comienza en Europa y emigra a América, en el S. XX la emigración de la doctrina del abuso sexual del satanismo ha seguido otro camino. No es que América haya exportado su antisexualismo, sino, más bien, que los otros países han sido preparados para el antisexualismo, por los mismos cambios tecnológicos y demográficos que primeramente habían preparado el camino del antisexualismo en América." Money, J. (1999) "Antisexualismo epidémico: del onanismo al satanismo", Anuario de Sexología. AEPS, (5) 23-30; p. 29.
"De hecho, la mayoría de las madres solteras menores de 18 años son indigentes, y una minoría significativa de los padres de sus hijos son hombres al menos seis anos mayor —lo cual en la mayoría de los Estados define legalmente a las madres como víctimas de abuso sexual—. Sin embargo las madres adolescentes habitualmente llaman a estos hombres sus novios. Y aunque sus intentos por encontrar la felicidad con hombres mayores pueden fracasar a largo plazo, pocas se calificarían a sí mismas de víctimas de abuso sexual. La falta de mejores palabras para describir su problemática experiencia con hombres mayores, y el propio rechazo de las jóvenes para adoptar una identidad de víctima, les convierte en fáciles chivos expiatorios para conservadores ansiosos por asignarles el papel no de niñas inocentes sino de golfas —y para justificar recortes en el gasto social para ellas y sus criaturas. Con el objetivo de impedir estos ataques, recientemente algunas feministas y políticos progresistas han promocionado la idea de las jóvenes madres embarazadas como víctimas de abusos sexuales." Nathan, D.; Snedeker, M. (2001; orig. 1995) Satan 's silence. Ritual abuse and the making of a modern american witch hunt. Authors Choice Press. USA; p. 250.
"Efectivamente, doctores y alienistas, como se autodenominaban los psicólogos en el siglo XIX, pasaron a convertirse en los árbitros de la moralidad sexual en una época en la que la base religiosa de la moralidad estaba en transformación. Las conductas condenadas como pecaminosas e inmorales eran ahora diagnosticadas por los alienistas como enfermedades o demencias. —y citando a Peter Cominos— 'La respetable psicología identificó el criterio de cordura con el de moralidad, y el de la locura con el de la inmoralidad (…) Para oscurecer la distinción entre ambas normas, de moralidad y de cordura, los alienistas (…) colaboraron limitando el rango de conductas que podían ser consideradas no convencionales y no obstante sanas'." Neuman, R.P. (1975) "Masturbation, madness and the modem concepts of childhood and adolescence." Journal of Social History, Primavera; p. 9-10.
"Un segundo argumento rechaza las relaciones sexuales entre niños y adultos porque supone una prematura sexualización del niño. Desde este punto de vista, la infancia debe ser un tiempo de relativa inmunidad respecto del sexo, un tiempo en el que el niño disfrute libre de este más que problemático aspecto de la vida. Un adulto abordando a un niño supone adentrar al joven en un mundo para el que no está preparado. Para los adultos que consideran el sexo problemático, esta es una atractiva fantasía. Pero los niños son sexuales; la infancia asexuada es un mito. La mayoría de los niños son curiosos sobre la sexualidad. La exploran unos con otros. De hecho, cuando los adultos protegen a los niños del sexo, probablemente están generando más daño que bien." Finkelhor, D (1979) What's wrong with sex between adults and children? Ethics and the problem of sexual abuse. American Journal of Orthopsychiatry. 49 (4): 692-97; p. 693.
"Cientos de miles de dólares fueron también invertidos en campañas para enseñar a los preescolares como evitar el ser abusados sexualmente, y para mediados de los ochenta millones de preescolares americanos estaban participando en programas educativos de "Buen tocamiento/Mal tocamiento" — "Good touch/Bad touch"—. Surgieron quejas que mostraban que los niños que no entendían las lecciones estaban generando falsas acusaciones. Finalmente, un estudio financiado por la NCCAN reveló que incluso después de haber participado en estos programas, los preescolares no eran capaces de explicar la diferencia entre un tocamiento apropiado y uno inapropiado, y que un quinto de los niños creían que actividades normales entre padres e hijos como el baño eran malas. La investigación concluyó que los programas de prevención en preescolares eran un derroche de dinero y esfuerzo." Nathan, D.; Snedeker, M. (2001; orig. 1995) Satan s silence. Ritual abuse and the making of a modern american witch hunt. Authors Choice Press. USA; p. 127.
"La comisión Meese aportó una nueva legitimidad a la idea de que la pornografía causa daño, especialmente a los niños, y desde entonces esta noción se ha extendido rápidamente, transformándose en la sospecha de que exponer a los niños a cualquier información sexual explícita puede dañarles. En los últimos anos, aunque el objetivo han sido fotos desnudas en museos o videos con información anticonceptiva (…) los defensores de la censura han anunciado cada prácticamente cada ataque como una defensa de los niños. (…) Desde los anos noventa, los medios ponen el letrero de "perjudicial para los niños" delante de cualquier programa que contenga lenguaje o imágenes sexuales, y una costumbre nunca oída una década antes y considerada ridícula en Europa— los espacios artísticos en Estados Unidos colocan rutinariamente anuncios similares avisando de que una exhibición puede ser "inapropiada" para los niños. La mayoría de estas exposiciones no muestran sino pinturas o esculturas de desnudos. Y (…) el más sacrosanto objeto de todos es la representación del cuerpo de los niños." Levine, J. (2003; orig. 2002) Harmful to minors. The perils of protecting children from sex. Thunder's Mouth Press. New York. p. 13-14.
"Persiguiendo de forma maniática las pequeñas veleidades libidinosas, obsesionando al segundo sexo con el miedo a la violación, esas feministas redescubren la paradoja del asceta señalada por Hegel: para liberarse de la carne y de sus diabólicas tentaciones, el asceta cristiano se concentra en ella, la observa día y noche, y creyendo liberarse cae de lleno en una vigilancia exagerada de su propio cuerpo. Resumiendo, sólo triunfa sucumbiendo, sigue estando desesperadamente cautivo de aquello de lo que quería zafarse." Bruckner, P. (1996) La tentación de la inocencia. Anagrama. Barcelona; p. 173.
«…me parece adecuado aclarar una consulta que surge con bastante frecuencia. Hace algunas décadas. en ciertos medios socioculturales, se veía bien que los padres, sin importar el sexo, compartieran la ducha o el baño diario con los hijos. La gente pregunta alarmada: ¿también es abuso sexual? Si bien corresponde conocer cada situación antes de emitir un juicio, considero que en general, la propuesta no proviene de los niños, sino de los adultos que piensan que ese contacto natural es necesario o que conviene que sus hijos tengan un conocimiento desprejuiciado de sus cuerpos. Sin embargo, los adultos no nos damos cuenta que, ante el silencio de los chicos, imponemos aquello que nosotros pensamos que es adecuado. No se trata de un hecho abusivo según las definiciones clínicas y legales; es solo una invasión a la intimidad de los pequeños, disfrazada de pedagogía progresista. Me parece necesario informar que la exhibición de adultos desnudos o vestidos de manera provocativa (como sucede en muchos programas televisivos y en avisos publicitarios) es otra forma de violentar al niño y enfrentarlo con estímulos que no siempre está en condiciones de elaborar, ya que esto depende del momento evolutivo que atraviese de la formación e información con que cuente previamente y del tipo de escena que presencie.» Intebi, I. (1988). Abuso sexual infantil. En las mejores familias. Granica. Buenos Aires. Pág. 162.
«Los niños pequeños muestran frecuentemente un marcado interés por los órganos sexuales de sus padres. Los psicoanalistas consideran de la máxima importancia para su desarrollo psicosexual que los padres no repelan ese acercamiento, que en algunos casos puede llegar a ser intensamente libidinoso. Si lo rechazan, hay el peligro, según se nos dice, de que más tarde surjan en la vida de los niños diferentes trastornos emocionales: psiconeurosis, deficiencias sexuales, etc. No sé exactamente hasta qué punto es cierto esto. Pero soy de la opinión de que es muy difícil que los niños lleguen a experimentar sentimientos agradables y espontáneos con respecto a sus padres, si éstos no les permitieron a su debido tiempo "jugar con ellos bajo el cobertor". Si rechazan a sus hijos brutalmente, los padres serán probablemente la causa primera de unos sentimientos de culpabilidad y de angustia sexuales que se convierten en verdaderos dilemas cuando el niño alcanza la edad adulta.» Ullerstam, L. (1999; orig. 1964 "Las minorías eróticas". Rev. Española de Sexología. n° 93-94. Incisex. p. 47.)
"Los años ochenta fueron un momento para considerar muchos de los más oscuros temas relacionados con la sexualidad, incluyendo la violación entre cercanos, la violencia doméstica y el acoso sexual. En especial, los crímenes sexuales contra los niños se convirtieron en una preocupación nacional. Cuando el problema del abuso infantil se convirtió en una causa política, el sereno análisis y el debate quedaron aparte, mientras que la pura defensa en nombre de los niños y de los adultos supervivientes era aplaudida." Ofshe, R.; Watters, E. (1996) Making Monsters. False memory, psychotherapy and sexual hysteria. University Of California Press. Berkeley. Los Angeles; p. 10.
"Hemos dejado que las fuerzas de Satan gobiernen nuestra nación y controlen nuestro destino. Estos no son temas políticos, liberales contra conservadores o demócratas contra republicanos. Nosotros no estamos hablando de política energética, de economía o de política. Estos son temas morales, el bien contra el mal, Cristo contra el Anticristo" (Envío publicitario de 1980 del movimiento Christian Voice que apoyó públicamente la elección de Reagan. Cañeque, C. (1988) Dios en América. Una aproximación al conservadurismo político-religioso en los Estados Unidos. Península. Barcelona; p. 116.
"Nuestros miedos ocultos se suman a la suma total del terror sexual. No existiendo un lenguaje mejor, capaz de explorar y delimitar esas otras fuentes de peligro, se culpa a los hombres de todo y, de esta forma, se exagera su poder y nos empobrecemos nosotras. Más aún, permitimos que los elementos volátiles e irracionales del sexo queden abiertos a la manipulación por parte de los demás y sean fácilmente manejados en campañas contra la desviación sexual, la degeneración y la contaminación moral" . Vance, C. (1989) "El placer y el peligro: hacia una política de la sexualidad", en Vance, C. (Comp.) (1989: orig: 1984) Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Ed. Revolución, SAL.; p. 16.
"Con el feminismo cultural se pasó de culpabilizar al patriarcado —en tanto que sistema que concede el poder a los varones— a atacar directamente a los hombres, individual o colectivamente, por el mero hecho de serlo. Es decir, se concibió la naturaleza masculina como esencialmente agresiva. Los hombres fueron considerados como auténticos depredadores sexuales, provistos de unos impulsos poco menos que irrefrenables. Una mayor permisividad en el terreno sexual sólo podía conducirles a una mayor violencia contra las mujeres en la vida real y, sobre todo, en la pornografía, verdadera maestra en el arte del abuso para con aquellas, consumada fuente de perversiones de donde derivan todas las demás." Osborne, R. (1993) La construcción sexual de la realidad. Ed. Cátedra. Madrid.; p. 23.
"Hablar de histeria victimista no significa que las violencias infligidas a las mujeres sean imaginarias. Los malos tratos y las agresiones sexuales son innegables. Como contrapartida, las estadísticas aterradoras que enarbolan las feministas no lo son tanto. La neutralidad de las cifras no debe llamar a engaño; tras su objetividad aparente se esconde una empresa ideológica de reescritura de lo real. En mucho mayor grado que la ola de violencias masculinas, es la extensión abusiva de la noción de agresión sexual y la reformulación de los criterios de normalidad y criminalidad lo que explica la espiral que experimenta la violación. (…) Al ampliar la definición de violencia, al reducir el umbral de tolerancia; criminalizando los actos que la conciencia común considera «normales», el feminismo radical deja de iluminar lo real para pasar a diabolizarlo, ya no exhuma una cara oculta del dominio masculino, sino que libra al sensacionalismo, así como a una victimología imaginaria." Lipovetsky, G. (2000; orig. 1997) La tercera mujer. Anagrama. Barcelona; p. 64.
"La investigación sobre malos tratos a menores, sin embargo, tiene muchas de las características de una pseudociencia, «un tipo de logros ilusorios que permiten que la gente descubra aquello que quisiera creer». Las feministas descubren que se trata de una expresión del poder patriarcal; los socialistas utópicos que es una perversión capitalista; los conservadores que es un síntoma de decadencia moral." Dingwall, R. (1989) "Algunos problemas en la predicción del abandono y los malos tratos a menores" en Stevenson, O (Ed.) (1989). La atención al niño maltratado. Barcelona, Paidós; p. 60.
"Muchos de los niños involucrados en estos casos habían contado historias estremecedoras sobre cómo habían sido forzados a actuar en películas pornográficas, violados y sodomizados, obligados a ver sacrificar animales (y a veces bebés humanos) y a guardar silencio. Los terapeutas que trataban a estos niños y a sus padres decían que les habían visto repetir, una y otra vez, estos temas extremos en sus juegos, y que presentaban síntomas de problemas psicológicos. Los profesionales de salud mental, los padres y los abogados creían las historias de los niños. Sin embargo, muchos de los agentes de policía y de los trabajadores del servicio de protección que investigaban los casos, así como algunos abogados de la defensa, estaban genuinamente convencidos de que, como no aparecía ninguna señal de estas atrocidades en los cuerpos de los niños, nunca habían ocurrido. Creían que, incluso en los casos en que los abusos sexuales fueron corroborados médicamente, las historias de los niños sobre las actividades más extrañas no eran válidas, sino que eran producto de sugestión o fantasía." Garbarino, J.; Stoff, F.M. (Eds.) (1993; orig. 1989) Lo que nos pueden decir los niños. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid.; p. 244.
"Muchas veces el conocimiento de que se fue víctima de abuso sexual comienza con un minúsculo sentimiento, sensación, intuición. Es importante confiar en esa voz interior y trabajar a partir de allí. Suponer que las sensaciones son válidas. Es raro que una persona crea que sufrió abusos sexuales y después descubra que no fue así. La progresión suele ir en sentido inverso, de la sospecha a la confirmación. Si de verdad piensas que abusaron de ti y tu vida manifiesta los síntomas, hay una gran probabilidad de que haya ocurrido así. Si no estás segura, mantén abierta la mente y ten paciencia contigo misma. Con el tiempo verás más claro." Bass y Davis, (1995) El coraje de sanar. Guía para las mujeres supervivientes de abuso sexual en la infancia. Urano. Barcelona; p. 33.
“…durante años, los sexólogos han manifestado resistencias a estudiar este tema, creyendo que se trataba de una forma de negar la sexualidad infantil o reforzar los miedos sexofóbicos propios de una cultura conservadora, pero recientemente han caído en la cuenta de la enorme trascendencia social, educativa y clínica de este campo de investigación (…) se ha roto, por fin, el silencio." López, F. (1995) Prevención de los abusos sexuales y educación sexual. Amarú Ed. Salamanca; p. 25.
"…la atención popular a este problema [del abuso] puede ser explicada no solo por el descubrimiento de sus verdaderas dimensiones, sino también por la creencia de que el abuso sexual es diferente a cualquier otro tipo de problema que nunca hayamos imaginado (…) Ahora sabemos que una buena parte del abuso sexual se produce a manos de los miembros más cercanos de la familia, especialmente padres y padrastros. No es raro que el abuso se extienda por un largo periodo de tiempo. La mayoría de las víctimas nunca hablan a nadie sobre ello y el abuso puede dejar serias cicatrices psicológicas en las víctimas en la forma de alteraciones de la autoestima y en la incapacidad para desarrollar unas relaciones íntimas de confianza." Finkelhor, D. (1984) Child sexual abuse. New theory and research. Free Press. New York.; p. 2-3.
"El sexo siempre es culpable mientras no se demuestre lo contrario, y ésta resulta ser una afirmación bien cara si tenemos en cuenta las sanciones negativas que despierta con tanta facilidad. El exceso de énfasis en el peligro corre el riesgo de convertir en tabú el discurso sobre el placer sexual. Es fácil intimidar a las feministas con la acusación de que su propio placer es egoísta; por ejemplo, a través de la retórica política, que insinúa que ninguna mujer tiene derecho a hablar de placer mientras haya otras mujeres en peligro —en otras palabras, nunca—. " Vance, C. (1989) "El placer y el peligro: hacia una política de la sexualidad.", en Vance, C. (Comp.) (1989: orig: 1984) Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Ed. Revolución, SAL.: p. 19.
"Los antropólogos siempre convendrán en que los peligros corporales, los que amenazan a la infancia o a la naturaleza, son armas utilizables en la lucha ideológica por la dominación. Esta idea no es nueva en absoluto. Está implícita en el análisis crítico de Michel Foucault sobre el «discurso» que impone sus disciplinas al cuerpo. Hoy en día, resultaría extraordinariamente ingenuo imaginar una sociedad en la que el discurso sobre el riesgo no estuviera politizado. " Douglas, M. (1991; orig. 1966) Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Siglo XXI. Madrid; p. XXII.
"El cuerpo es un modelo que puede servir para representar cualquier frontera precaria o amenazada. El cuerpo es una estructura compleja. Las funciones de sus partes diferentes y sus relaciones ofrecen una fuente de símbolos a otras estructuras complejas. No podemos con certeza interpretar los ritos que conciernen a las excreciones, la leche del seno, la saliva y lo demás a no ser que estemos dispuestos a ver en el cuerpo un símbolo de la sociedad, y a considerar los poderes y peligros que se le atribuyen a la estructura social como si estuvieran reproducidos en pequeña escala en el cuerpo humano" Douglas, M. (1991; orig. 1966) Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Siglo XXI. Madrid; p. 133.
"[El niño] es la mejor copia de Adán antes de que probase a Eva o la manzana (…) Él es inocentemente feliz, porque no conoce el mal ni ha aprendido mediante el pecado a familiarizarse con la miseria." John Earle, (1628) Microcosmographie, citado en Boas, G. (1966) The cult of childhood. London. The Wasburg Institute, Univ. of London; p. 42.
"Unas ciencias recientes, como el psicoanálisis, la pediatría y la psicología, se dedican a los problemas de la infancia y sus consignas llegan a los padres a través de una vasta literatura de vulgarización. Nuestra sociedad está obsesionada con los problemas físicos, morales y sexuales de la infancia." Ariès, Ph. (1987) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Taurus. Madrid; p. 540.
"Un ejemplo que trataré en un próximo volumen: al comienzo del siglo XVIII se concede de pronto una importancia enorme a la masturbación infantil, que se persigue generalmente como si se tratase de una epidemia súbita, terrible, capaz de comprometer a toda especie humana. (…) Lo importante de aquel momento era, antes bien, reorganizar las relaciones entre niños y adultos, padres, educadores, intensificar las relaciones intrafamiliares, la infancia convertida en apuesta común para los padres, las instituciones educativas y de la higiene pública, la infancia como vivero. En la encrucijada del cuerpo y del alma, de la salud y la moral, la educación y el adiestramiento, el sexo de los niños se convirtió simultáneamente en blanco e instrumento de poder. Así se constituyó una «sexualidad infantil» específica, precaria, peligrosa, que era preciso vigilar constantemente." Foucault, M. (2001; orig. 1981) "No al sexo rey." En Foucault, M. Un diálogo sobre el poder, Alianza Editorial, Madrid; p. 160-161.
"Mientras que en el S. XVIII la doctrina antisexual del onanismo comienza en Europa y emigra a América, en el S. XX la emigración de la doctrina del abuso sexual del satanismo ha seguido otro camino. No es que América haya exportado su antisexualismo, sino, más bien, que los otros países han sido preparados para el antisexualismo, por los mismos cambios tecnológicos y demográficos que primeramente habían preparado el camino del antisexualismo en América." Money, J. (1999) "Antisexualismo epidémico: del onanismo al satanismo", Anuario de Sexología. AEPS, (5) 23-30; p. 29.
"De hecho, la mayoría de las madres solteras menores de 18 años son indigentes, y una minoría significativa de los padres de sus hijos son hombres al menos seis anos mayor —lo cual en la mayoría de los Estados define legalmente a las madres como víctimas de abuso sexual—. Sin embargo las madres adolescentes habitualmente llaman a estos hombres sus novios. Y aunque sus intentos por encontrar la felicidad con hombres mayores pueden fracasar a largo plazo, pocas se calificarían a sí mismas de víctimas de abuso sexual. La falta de mejores palabras para describir su problemática experiencia con hombres mayores, y el propio rechazo de las jóvenes para adoptar una identidad de víctima, les convierte en fáciles chivos expiatorios para conservadores ansiosos por asignarles el papel no de niñas inocentes sino de golfas —y para justificar recortes en el gasto social para ellas y sus criaturas. Con el objetivo de impedir estos ataques, recientemente algunas feministas y políticos progresistas han promocionado la idea de las jóvenes madres embarazadas como víctimas de abusos sexuales." Nathan, D.; Snedeker, M. (2001; orig. 1995) Satan 's silence. Ritual abuse and the making of a modern american witch hunt. Authors Choice Press. USA; p. 250.
"Efectivamente, doctores y alienistas, como se autodenominaban los psicólogos en el siglo XIX, pasaron a convertirse en los árbitros de la moralidad sexual en una época en la que la base religiosa de la moralidad estaba en transformación. Las conductas condenadas como pecaminosas e inmorales eran ahora diagnosticadas por los alienistas como enfermedades o demencias. —y citando a Peter Cominos— 'La respetable psicología identificó el criterio de cordura con el de moralidad, y el de la locura con el de la inmoralidad (…) Para oscurecer la distinción entre ambas normas, de moralidad y de cordura, los alienistas (…) colaboraron limitando el rango de conductas que podían ser consideradas no convencionales y no obstante sanas'." Neuman, R.P. (1975) "Masturbation, madness and the modem concepts of childhood and adolescence." Journal of Social History, Primavera; p. 9-10.
"Un segundo argumento rechaza las relaciones sexuales entre niños y adultos porque supone una prematura sexualización del niño. Desde este punto de vista, la infancia debe ser un tiempo de relativa inmunidad respecto del sexo, un tiempo en el que el niño disfrute libre de este más que problemático aspecto de la vida. Un adulto abordando a un niño supone adentrar al joven en un mundo para el que no está preparado. Para los adultos que consideran el sexo problemático, esta es una atractiva fantasía. Pero los niños son sexuales; la infancia asexuada es un mito. La mayoría de los niños son curiosos sobre la sexualidad. La exploran unos con otros. De hecho, cuando los adultos protegen a los niños del sexo, probablemente están generando más daño que bien." Finkelhor, D (1979) What's wrong with sex between adults and children? Ethics and the problem of sexual abuse. American Journal of Orthopsychiatry. 49 (4): 692-97; p. 693.
"Cientos de miles de dólares fueron también invertidos en campañas para enseñar a los preescolares como evitar el ser abusados sexualmente, y para mediados de los ochenta millones de preescolares americanos estaban participando en programas educativos de "Buen tocamiento/Mal tocamiento" — "Good touch/Bad touch"—. Surgieron quejas que mostraban que los niños que no entendían las lecciones estaban generando falsas acusaciones. Finalmente, un estudio financiado por la NCCAN reveló que incluso después de haber participado en estos programas, los preescolares no eran capaces de explicar la diferencia entre un tocamiento apropiado y uno inapropiado, y que un quinto de los niños creían que actividades normales entre padres e hijos como el baño eran malas. La investigación concluyó que los programas de prevención en preescolares eran un derroche de dinero y esfuerzo." Nathan, D.; Snedeker, M. (2001; orig. 1995) Satan s silence. Ritual abuse and the making of a modern american witch hunt. Authors Choice Press. USA; p. 127.
"La comisión Meese aportó una nueva legitimidad a la idea de que la pornografía causa daño, especialmente a los niños, y desde entonces esta noción se ha extendido rápidamente, transformándose en la sospecha de que exponer a los niños a cualquier información sexual explícita puede dañarles. En los últimos anos, aunque el objetivo han sido fotos desnudas en museos o videos con información anticonceptiva (…) los defensores de la censura han anunciado cada prácticamente cada ataque como una defensa de los niños. (…) Desde los anos noventa, los medios ponen el letrero de "perjudicial para los niños" delante de cualquier programa que contenga lenguaje o imágenes sexuales, y una costumbre nunca oída una década antes y considerada ridícula en Europa— los espacios artísticos en Estados Unidos colocan rutinariamente anuncios similares avisando de que una exhibición puede ser "inapropiada" para los niños. La mayoría de estas exposiciones no muestran sino pinturas o esculturas de desnudos. Y (…) el más sacrosanto objeto de todos es la representación del cuerpo de los niños." Levine, J. (2003; orig. 2002) Harmful to minors. The perils of protecting children from sex. Thunder's Mouth Press. New York. p. 13-14.
"Persiguiendo de forma maniática las pequeñas veleidades libidinosas, obsesionando al segundo sexo con el miedo a la violación, esas feministas redescubren la paradoja del asceta señalada por Hegel: para liberarse de la carne y de sus diabólicas tentaciones, el asceta cristiano se concentra en ella, la observa día y noche, y creyendo liberarse cae de lleno en una vigilancia exagerada de su propio cuerpo. Resumiendo, sólo triunfa sucumbiendo, sigue estando desesperadamente cautivo de aquello de lo que quería zafarse." Bruckner, P. (1996) La tentación de la inocencia. Anagrama. Barcelona; p. 173.
«…me parece adecuado aclarar una consulta que surge con bastante frecuencia. Hace algunas décadas. en ciertos medios socioculturales, se veía bien que los padres, sin importar el sexo, compartieran la ducha o el baño diario con los hijos. La gente pregunta alarmada: ¿también es abuso sexual? Si bien corresponde conocer cada situación antes de emitir un juicio, considero que en general, la propuesta no proviene de los niños, sino de los adultos que piensan que ese contacto natural es necesario o que conviene que sus hijos tengan un conocimiento desprejuiciado de sus cuerpos. Sin embargo, los adultos no nos damos cuenta que, ante el silencio de los chicos, imponemos aquello que nosotros pensamos que es adecuado. No se trata de un hecho abusivo según las definiciones clínicas y legales; es solo una invasión a la intimidad de los pequeños, disfrazada de pedagogía progresista. Me parece necesario informar que la exhibición de adultos desnudos o vestidos de manera provocativa (como sucede en muchos programas televisivos y en avisos publicitarios) es otra forma de violentar al niño y enfrentarlo con estímulos que no siempre está en condiciones de elaborar, ya que esto depende del momento evolutivo que atraviese de la formación e información con que cuente previamente y del tipo de escena que presencie.» Intebi, I. (1988). Abuso sexual infantil. En las mejores familias. Granica. Buenos Aires. Pág. 162.
«Los niños pequeños muestran frecuentemente un marcado interés por los órganos sexuales de sus padres. Los psicoanalistas consideran de la máxima importancia para su desarrollo psicosexual que los padres no repelan ese acercamiento, que en algunos casos puede llegar a ser intensamente libidinoso. Si lo rechazan, hay el peligro, según se nos dice, de que más tarde surjan en la vida de los niños diferentes trastornos emocionales: psiconeurosis, deficiencias sexuales, etc. No sé exactamente hasta qué punto es cierto esto. Pero soy de la opinión de que es muy difícil que los niños lleguen a experimentar sentimientos agradables y espontáneos con respecto a sus padres, si éstos no les permitieron a su debido tiempo "jugar con ellos bajo el cobertor". Si rechazan a sus hijos brutalmente, los padres serán probablemente la causa primera de unos sentimientos de culpabilidad y de angustia sexuales que se convierten en verdaderos dilemas cuando el niño alcanza la edad adulta.» Ullerstam, L. (1999; orig. 1964 "Las minorías eróticas". Rev. Española de Sexología. n° 93-94. Incisex. p. 47.)
9 Comentarios:
¡Qué interesante! Esto da para mucho.
Esto es alucinante: "Hemos dejado que las fuerzas de Satan gobiernen nuestra nación y controlen nuestro destino".
Ya me he apuntado una obra para leer en el futuro: Ariès, Ph. (1987) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. :-)
Me ha llamado mucho la atención la primera selección que has hecho de Nathan, D.; Snedeker, M. (2001; orig. 1995) Satan 's silence. Ritual abuse and the making of a modern american witch hunt. ¡Es increíble!
¿Lo de la caza de brujas y la tabuización de todo lo relacionado con el sexo*? Pues sí, es increíble y disparatado y muy real. Toda práctica sexual que se aleje de la reproducción pasó de ser pecado o inmoral a ser patológico. Salud y pecado han ido de la mano muchas veces. V.gr., un doctor llamado Tissot fue el primero en hablar de la "debilidad" y el "daño" que causaba la masturbación. Adivinad quién se apropió e hizo suya la idea. Luego, la publicación en 1844 de la Psychopathia Sexualis de Khann y que alcanzó con Richard von Krafft-Ebbing su máxima popularidad condenó al loquero (y a la prisión) a homosexuales, sadomasoquistas, urófilos... Y el suma y sigue no ha dejado de aumentar. En fin, como dijo el gran Henry Havelock Ellis "en Sexología hay más valores cultivables que miserias tratables".
Un saludo.
*Aquí se incluye por ejemplo el arresto de un niño de 4 años por abusar (besar) a una niña de 3...
¡Pero es que es increíble que se sigan diciendo y haciendo semejantes barbaridades!
Bueno, no solo eso, sino que encima aparecen burradas nuevas, esto es flipante: "Recientemente algunas feministas y políticos progresistas han promocionado la idea de las jóvenes madres embarazadas como víctimas de abusos sexuales". Hay cosas que nunca podía haber imaginado...
Me ha gustado mucho la selección que has hecho, aunque despierta en mí más preguntas que respuestas (supongo que es la idea)
Muy interesante todo, buen trabajo!
¿Son las mismas feministas que dicen que toda relación heterosexual es una violación? Yo creo que lo políticamente correcto, aunque se busque coartadas científicas (más o menos) hace más daño que bien.
Miss: por eso la entrada se titula así.
Pau: sí, en parte ésa es la idea. :) Perverso que es uno...
Su: Hay un feminismo cultural que ve al hombre como un depredador, y cualquier acercamiento íntimo como una cesión ante "el enemigo" y una claudicación ante la incontrolada lujuria masculina. Así, toda la erótica masculina conduce al asesinato y el coito es un eufemismo de la violación. Y te encuentras con obras como la de Adrienne Rich "Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana" (1980). Dado que, según ésta autora, la relación coital no puede ser consensuada porque la dominación se basa en ella, sólo existirá deseo real cuando no exista el patriarcado. Así pues, la heterosexualidad ni puede ser elegida ni ser placentera, como muy bien explica en un análisis al respecto mi compañera Mariajo. ¿Más ideas que plasmen que el hombre es un depredador? Hay un feminismo antipornográfico, censor, que pone otra losa sobre el deseo y el placer. Andrea Dworkin y Catharine A. McKinnon llegaron a afirmar que "la pornografía es la teoría y la violación la práctica" idea que encantó a la Derecha más reaccionaria y fascista. ¿Qué queda de éste movimiento? aparte de una muy estricta legislación, a que se produzcan situaciones como que una profesora pidiese que se retirase de su insti una copia de "La maja desnuda" de Goya por que la resultaba ofensiva. El episodio de los Simpsons en donde quieren poner pantalones al David de Miguel Ángel no es tan disparatado ni ficticio como parece. Lector: si has aguantado despierto hasta aquí, te debo una cerveza o un beso sicalíptico con lengua, a elegir.
Un saludo.
Lector: si has aguantado despierto hasta aquí, te debo una cerveza o un beso sicalíptico con lengua, a elegir.
Que sea Mahou, por favor :p
Ya en serio, últimamente te estás superando con tus posts. Buen alimento para la reflexión. Enhorabuenas.
aparte de una muy estricta legislación, a que se produzcan situaciones como que una profesora pidiese que se retirase de su insti una copia de "La maja desnuda" de Goya por que la resultaba ofensiva. El episodio de los Simpsons en donde quieren poner pantalones al David de Miguel Ángel no es tan disparatado ni ficticio como parece.
El Barbas, de viaje por Italia, vio a una gringuita dando vueltas a las postales típicas de gachíes en topless, diciendo: They're all the same. Efectivamente, no es una actitud infrecuente, y se ve que la represión externa da lugar a la endógena...
Bicharraquín: No creo que a nadie se le pida que sea un experto en todo, ni mucho menos. Por otra parte, dentro del Movimiento feminista han habido (y hay)grandes aportaciones.
Ernesto: Gracias y ¿seguro que no quieres replantearte mi oferta, tontorrón? ;-) :P
Su: Casi mejor que dijeran que eran la misma (same) que no una vergüenza (shame). Por cierto, aunque el insti al que me refiero está en los USA, dentro de poco pasará aquí. Ya se oyen graznidos indignados con la publicidad, como comenté en otra ocasión, confundiendo realidad con fantasía, ironía con seriedad.
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