Contradicciones

Desde siempre he estado más rodeado de mujeres que de hombres. Cuando era un niño, era el único chico de mi escalera. Y gracias a la profesión de mi madre (modista y profesora de Corte y Confección) por mi casa siempre han desfilado muchas mujeres. Cuando llegué a la Facultad de Psicología, la proporción entre mujeres y hombres debía oscilar entre 6 a 1. Invariablemente, el discurso que más he oído es las mujeres quieren un hombre sensible (pero no un blando), culto, empático, inteligente, que las haga reír, que se cuide..., incluso le han puesto etiquetas y así ayer hablaban de metrosexual y hoy hablan de übersexual. Y siempre se han quejado del hombre rudo, tosco, castigador, el típico cabrón que les da caña y que las ignoran y que nada o muy poco tienen que ver con ésa demanda. Pero curiosamente -a pesar de éstos discursos no sólo en los medios sino entre las mujeres y de muy diversa condición social y cultural- los que más éxito tienen, los que más ligan, son los cabrones o "malotes". En cambio, el modelo de hombre que dicen demandar se convierte o pasa a ser una "amiga" más. Una amiga con polla. Puede que sea incluso la mejor amiga, a la que contarle todo: lo mal que le va en su trabajo con ésa compañera trepa, el último biquini que se ha comprado o la última putada que le ha hecho el cerdo de su novio. Cosas así.
Si eres uno de ésos hombres (amiga con polla), ve asumiéndo que vas a follar menos que los Ropper y que encima vas a tener que aguantar que "los hombres sois todos iguales unos cerdos interesados y egoístas".

Mecagüenlaputa.