2005/12/10

Hablando en Plata

Últimamente me he encontrado con personas mojigatas y gazmoñas que parecen escandalizarse por mi lenguaje o por el uso de algún que otro taco mío o de otros. Me parece increíble que adultos del siglo XXI se asusten ante las palabras, que reaccionen con un “hala, lo que ha dicho”. Supongo que éstos “orina-baptisterios”, pensadores de bien y políticamente correctos son los que han hecho que ya NO nos desnudemos, sino que nos desvistamos, que se asusten por sus funciones corporales y no se tiren (ni los mienten) cuescos y que si leen a los clásicos como Quevedo o los hermanos Bécquer (bajo el pseudónimo SEM pusieron a los Borbones en pelota mucho antes y con más riesgo que “El Jueves”) queden ojipláticos antes de caer redondos al suelo.
Y como un ejemplo de literatura clásica, os dejo éste poema del Libro del Buen Amor

991 Arrojóme la cayada,
diome tras el pestorejo,
me hizo dar la costalada,
derribóme en el vallejo.
Me gritó la endiablada:
-¡”Así apiolan al conejo!
Yo te sobaré la albarda
Si sigues con tu gracejo.
¡Anda, sandio, ve a tu avío!”


Y es que, como dicen en la Lozana Andaluza, son más fuertes los pelos del coño que las maromas de los barcos…


1 Comentarios:

Blogger Ernesto de la Serna dijo...

Me alegré del Nobel otorgado en su día a Camilo José Cela porque se consagró a un escritor que siempre hizo gala sin vergüenza del uso del taco y la palabra soez, sin perder por ello un ápice de su arte. Y yo lo reivindico, coño...

13/12/05 10:57  

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