Carnaval, carnaval...

Hoy es Lunes de Carnaval -en el Parlamento, siempre- lo que me ha hecho reflexionar sobre ello. Hay carnavales tradicionales, como los de Euskadi o Galicia, espectaculares y tropicales como los canarios o de andar por casa como los de mi barrio. Y sin ninguna duda, los mejores carnavales del mundo mundial: el carnaval de Cádiz. Dirán lo que quieran los demás pero no hay nada como Cádiz (Caí) en carnaval. Por la juerga, por la entrega, por la seriedad en la preparación, por que la ciudad es una fiesta... Y éste año además unos amigos han montado una comparsa llamada "Algodón Negro" que, como suelen ser lo habitual, compone gente que saca tiempo de donde no lo tiene. Y aún currando 16 horas al día y sobrepasando en mucho los topes que la ley marca (hay empresarios que han olvidado que la esclavitud ya se abolió), se deja corazón y garganta en cada actuación. No lo hacen nada mal. Es más, lo hacen de puta madre. Aquí alguno sonreirá pensando lo poco objetivo que soy, al fin y al cabo, son mis amigos. Así que os pongo un trozo de un artículo de Ramón Irigoyen en El País:
"Sólo hice una excepción con el pabellón de Andalucía. Y mi apertura mental, que, sin duda, había crecido a mi paso por el túnel del estadio Vicente Calderón, recientemente inaugurado, fue premiada. La espléndida comparsa de 15 voces Algodón Negro de la Casa de Andalucía en Getafe cantó unas fantásticas canciones. Su canción Ella le fue a buscar, dedicada a la madre recientemente fallecida de un miembro de la comparsa, puso al público al borde de las lágrimas. También Algodón Negro casi lloraba cuando cantaba."

Olé tus huevos, Migue.