Éste viernes noche quedé con
Princesa del sueño y con la fascinante
reina mora. Empezamos la noche en el mítico "Boñar de León", antro barato para llenar la panza que tienen una tortilla de patatas impresionante y un lacón de toda confianza (por el tiempo que lleva en el bar, un drama la despedida del camarero de su fiambre...) Fuera por las horas tardías o por que me esté aburguesando, me parece que ha perdido puntos en mi guía del michelín. De todos modos, habrá que probar en otra ocasión antes de despacharlo o no. Desde ahí, fuímos a una Tetería-Coctelería genial. Creo que se llama "Underblue" pero no estoy seguro: no he visto el nombre en el rótulo, simplemente. En fin, si os gusta el
blues y paráis por Madriz, tenéis que ir definitivamente a éste local en una* calle esquina con Pez. Tiene un cierto aspecto destartalado, con las puertas de madera pintadas de azul y los sillones son cada uno de su padre y su madre pero preparan un
Black Russian muy rico (y otros cócteles, cafés e infusiones) y el ambiente es cojonudo. Allí pasamos unas horitas hasta que nos echaron por cierre. Nos acercamos a recoger el coche del aparcamiento (gracias a RuizGa I, Madriz está imposible para todos por igual, sean peatones o conductores) y nos fuimos a Huertas, más putas que puertas, a un local cubano llamado "La Negra Tomasa". Sí, yo -cuya única relación con la salsa nunca ha pasado de mojar pan- estuve bailando o haciendo algo parecido ¡y sin estar en un estado etílico lamentable con el que justificarme!. Fue divertido atender a las pacientes explicaciones que me pedían que oyese la música, moviése mis pies, brazos y caderas ¡todo a la vez! Y reconocer abiertamente la envidia de ver bailar a los que lo hacen bien, aún cuando la zona de baile del local parece el camarote de los Hermanos Marx...
Tomando un refrescante mojito, aguantamos hasta el cierre del local, a la temprana hora de las 5:00 de la mañana. No quedaba otra que tomar un café, aunque la castiza opción de desayunar churros en San Ginés se truncó al final peeero queda pendiente para otra vez.
Una noche muy divertida, que hay que repetir.
*Efectivamente, ni idea de cómo se llama la calle. Si alguien lo sabe que me lo diga.