2006/06/28

Como siempre, Oé...


Podremos echar la culpa a la mala suerte, al árbitro, a la abuela que fuma o al lucero del alba pero no tenemos equipo. Tenemos excelentes jugadores individuales (e individualistas) pero son incapaces de jugar con el resto. Como siempre, nos íbamos a comer el mundo. Como siempre, nos han dado por culo. Reconozco que antes de empezar el Mundial nos veía fuera (en 8º o en 4º) y que tras el partido contra Ucrania caí en la eufória fácil. Pero no era sino un espejismo. En fin, ya va siendo hora de asumir nuestro papel de comparsas, de alegres bufones que dan color en la inauguración de Mundiales pero que desde luego no van a cerrarlos mientras sigamos así. Y ahora, con su permiso o sin él: ¡¡Me cagüen el cabrón de Vieira y en el inútil de Rosetti!!!

2006/06/26

¿Agua embotellada o del Ayun? ¡Marchando un chato cañerías...!

Éste finde he estado en el secarral murciano, lo que me ha hecho recordar éste artículo de FP
Por cierto, es acojonante la cantidad de campos de golfos que hay, los que ya se están construyendo y los que hay en proyecto. Cuando tenga algo más de tiempo lo desarrollaré en profundidad.

"Las guerras del siglo que viene serán provocadas por la falta de agua."
Ismail Serageldin, Vicepresidente del Banco Mundial

Todos los análisis coinciden en que la industria del agua embotellada ha crecido a un ritmo desmesurado. En 2000, las ventas de agua embotellada en todo el mundo se cifraban en torno a los 22.000 millones de dólares estadounidenses. En 2003, dichas ventas han ascendido a 46.000 millones de dólares. Nestlé es el líder mundial en agua embotellada, con no menos de 68 marcas, seguido de Pepsi Cola, Coca Cola y Danone. En la mayoría de los países en desarrollo, la principal línea de productos Nestlé es Nestlé Pure Life, que en realidad es agua del grifo purificada a bajo coste con adición de minerales, y que comercializa con el eslogan de «pura y natural». El agua embotellada de Pepsi se comercializa con la marca Aquafina, y la de Coca-Cola es Bon Aqua. Ambas se limitan a extraer el agua del grifo municipal y a añadir minerales antes de venderla como agua embotellada. En los últimos años, los magnates de las bebidas populares han ampliado sus operaciones a Latinoamérica, en busca de nuevas oportunidades en un mercado en pleno desarrollo. Allí Coca-Cola ha logrado beneficiarse de su extensa red de plantas de embotellado. En México, que según los analistas de inversión de J.P. Morgan es el segundo país, sólo después de Italia, en consumo de agua embotellada per cápita, Coca-Cola tiene una red de 17 empresas de embotellado, frente a las 6 de Pepsi. En Brasil, donde Coca-Cola dispone de 19 compañías de embotellado y comercializa la marca Bon Aqua de agua mineral desde 1997, la compañía prevé incrementar agresivamente su cuota de mercado de agua purificada. Coca-Cola tiene proyectos similares en Chile, donde domina el 31% del mercado del agua mineral y el 69% del de refrescos. Aunque las marcas Cocacola y Pepsi son conocidas en todo el mundo, esto no garantiza que los productos contengan agua potable en perfectas condiciones. En la mayor parte de los casos, ambas procesan el agua municipal con un sistema de filtros de «ósmosis inversa», añaden minerales, y después venden el producto como agua purificada. Aunque los sistemas de filtrado que emplean eliminan más impurezas que los servicios municipales de agua, nadie garantiza que el agua embotellada sea perfectamente apta para beber. Además, tanto Pepsi como Cocacola han tenido casos de contaminación y otros problemas relativos a la calidad del agua. En 1999, por ejemplo, las botellas de Bon Aqua de Cocacola tuvieron que ser retiradas del mercado porque contenían moho y otras formas de contaminación bacteriana. Es más, desde el estado de Chiapas, en México, hasta el de Kerela, en la India, existe una creciente oposición popular contra la repercusión de ambas multinacionales en la dilapidación y contaminación del sistema de agua local, debido a las operaciones de embotellado.
Me pregunto ¿por qué será...?

2006/06/22

Oda a una extraña muchacha


No huyas bajo álamos caricia inmantenida
No asumas en el aire tu incendio engacelado
No olvides o no huyas del imán de mi cuerpo
Hay un país que baja de tu voz somniforme
Hay un brillo de espadas en tus ojos topacios.

No sabes que te quiero mucho
que dentro de mi imberbe corazón te has movido
rápida voz extraña de muchacha rapaz
Líquenes de esperanza navegan por tu manto
Has abierto una ropa con silueta de loto
No sabes que te adoro con inocentes señas.

Responde común luz o escúchame mujer
dentro de mis espejos de belleza y deseo
Te has dormido inaudita sobre mi espalda muda
dulce dulcísima cara de criatura
y de sutiles pasos navegante.

Te quiero pero no huyas
No quites el tiempo de tu rodilla
No te turbes en lecho de infinito relumbre
Habla debes venir a decirme en qué piensas

La mujer se evapora con los labios cerrados
La mujer cuando ama es un vuelo en un sueño
No dejes en mis manos el gamo de tu sombra
Ama como era antaño la fuente de tus penas.
Carlos Edmundo De Ory

2006/06/20

¿Por qué nos gusta el Fúmbol?


Hace unos días, se preguntaba Betibeb (no sin cierta gracia) cuáles serían las razones por las que a los hombres nos gusta tanto el júrgol. ¿Por qué disfrutar de lo que hacen 22 multimillonarios en calzón corto tras un pedazo de cuero y, lo más sorprendente, sin mujeres a la vista?. La verdad, no lo sé. Pero el hecho de ver a Aduriz, Etxeberría o al fenomenal Fernando Torres marcar un gol hace que de mi garganta salga un rugido más o menos vocalizado que puede descifrarse como "gol". Y éso que no soy un fanático de éste deporte, al contrario que otros que pueden tragarse un Malta- Chipre o (tal y como hacía un tío mío) ir a ver partidos de juveniles o de aficionados cuando no hay ningún otro a la vista.
La verdad, pueden decirse muchas cosas acerca del fútbol, tantos tópicos. De ése control maravilloso de ciertos jugadores que hace que les siga el cuero como si fuese un perrillo, de la "épica" que supone una remontada como la de ayer, de que los aficionados son simples(1), de que los jugadores son poco menos que analfabetos(2), de que es un deporte violento (3) o apenas un poco duro. En fin, lo de siempre. Pero en definitiva, no hay razones para que nos guste el fútbol. Hay sentimientos, que no son racionales...
¡¡¡¡ATHLEEEEEEEETIIIIICCCCCCC!!!!! ¡EUP!

(1) Quién hace ésta afirmación tan a la ligera quizá ignore que Albert Camus dijo una vez que todo lo que había aprendido sobre la moral humana lo hizo cuando jugaba al fútbol (de portero, como servidor). Y quizá no conozca a García Márquez, Javier Marías, Vazquez Montalbán, Benedetti, Miguel Hernández, Delibes, Roa Bastos, Ernesto Sabato...
(2) Tenemos a Manolo Sanchís, con un doctorado.
(3) Si ven un combate de Muay Thai se me desmayan

Besos sicalípticos para todos.

2006/06/19

Mimbres sexológicos

A continucación os dejo esta entrevista a Efigenio Amezúa, el Director del Instituto de Ciencias Sexológicas y padre de la Sexología moderna en España. La entrevista se la hizo Benjamín Forcano, teólogo y sacerdote que ha tenido algún que otro problema (como se apartado de la docencia) con la ortodoxia de la jerarquía católica. Se publicó originalmente en la Revista Éxodo, en el núm. 82 (Ene.-Feb. 06)

Tras abandonar el gran público se dedicó por entero a la investigación y la docencia en los Estudios de Posgrado de Sexología, de los que es director y que desde 1993 realizan en convenio con la Universidad de Alcalá. Es también director de la Revista Española de Sexología.
Son bien conocidas sus obras: Ciclos de educación sexual (Fontanella, 1973), La erótica española en sus comienzos (Enlace, 1974), Para hacer el amor como personas (Sedmay, 1975), Guía de los anticonceptivos (1977), País en pubertad, pareja en crisis (Personas, 1979), Amor, sexo y ternura (Adra, 1978).
Como especialista, cabe señalar algunas de sus obras, las más recientes por lo menos, publicadas en Publicaciones de la Española de Sexología: «La letra pequeña de la sexología» (1999); «La letra pequeña de la educación sexual » (2000); «La letra pequeña del asesoramiento sexológico» (2002); «El libro de los sexos: libros de texto de educación sexual y guía del profesorado» (2005)
Desde sus treinta años de actividad científica y profesional responde a nuestras preguntas para ÉXODO.

-Me llama la atención que, cuando en España apenas se escribía abiertamente sobre la sexualidad, te decidieras a cultivar y renovar este campo. ¿Por qué razones?
Yo lo atribuyo a pura casualidad. Acabé la carrera de Sexología en la Universidad de Lovaina en 1971, y cuando llegué aquí lo lógico era trabajar. Muchos me decían que iba a ser difícil, pero era lo lógico. A pesar de las dificultades del principio, siempre ha habido mucho trabajo en este campo. Recuerdo aquellos primeros años como una gran ilusión. Como todos yo viví las censuras y condenas al estilo de los últimos coletazos del franquismo. Tú lo recuerdas también, puesto que nos conocimos en aquellas páginas de la revista Convivencia sexual que fue objeto de secuestros y procesos diversos; pero, sobre todo, fue una forma de iniciar una gran divulgación sexual.

Y así has seguido desde entonces.
Pero en los años ochenta fue otra aventura. Me aburría cada vez más el discurso de la represión y la permisividad que se extendía. Explicar todo por la vía de la represión me parecía y me parece muy empobrecedor, muy reductor. No es que no haya habido represión. Eso está muy claro. Pero no se puede explicar todo por ella. Por eso dejé de escribir durante una serie de años que aproveché para profundizar en algo que me parecía más aportador.

¿Puedes desarrollar esto un poco más?
Desde que acabé mi tesis doctoral tenía una intriga personal pendiente que era entrar a fondo en el legado de las dos generaciones de sexólogos anteriores. Me refiero a las ideas de los autores de las primeras décadas del siglo XX (Havelock Ellis, Magnus Hirschfeld, Iván Bloch, etc.) y los de los años 50 y 60, más conocidos de todos, como eran Kinsey y Masters y Johnson. Esto pude hacerlo al haberme dedicado a la investigación y la docencia en el marco de los Estudios de Posgrado de Sexología que, como sabes, hacemos desde hace muchos años en convenio con la Universidad de Alcalá. Profundizar en estas aportaciones fue para mí algo crucial porque son un auténtico foco de innovación. Creo que las polémicas sobre la represión o no represión -o, como a veces se dice, entre lo prohibido y lo permitido- han desviado la atención de estas aportaciones que yo creo que son de un enorme interés.

¿Podrías indicar, aunque sea de forma muy general, en qué consisten estas aportaciones?
El punto central, por decirlo muy rápidamente, puede ser el axioma de que el sexo es un valor. No en el sentido ético o moral del término -que también-, sino, sobre todo, en su sentido epistemológico. Lo que hicieron de esta forma fue abrir un planteamiento teórico del sexo en términos modernos. El sexo en términos modernos se empezó a plantear tras la Ilustración para indicar la gran cuestión moderna del continuo de los sexos: sus identidades en el mismo plano y, sin embargo, diferenciadas. Y lo que hicieron estas dos generaciones de sexólogos es tomar el sexo en serio.
Esto tiene muy poco que ver con lo que se ha divulgado sobre el sexo. A veces, de una manera simple, hablamos de tres conceptos y no dos: sexo, reproducción y placer son tres conceptos. Y no dos. Con frecuencia, cuando se habla de sexo, de lo que se habla es de reproducción o de placer. El valor del sexo reside en la sexuación. A partir de ahí todo se ve de otra manera. Y las consecuencias son muy grandes.

Como dices, esto es algo muy distinto de la idea que se suele tener del sexo.
Tomar el sexo en términos modernos y en serio es partir de su concepto. Y desde él establecer la lógica de su desarrollo que no son sino las manifestaciones de los distintos modos, matices y peculiaridades de los sujetos sexuados. Seguir este cuerpo teórico es apasionante. Lo primero a lo que nos conduce no es a normativizar el sexo, sino a conocerlo y considerarlo. Los sexólogos de la primera generación crearon un gran número de nociones, como la del continuo de los sexos, la de intersexualidad -todos somos de uno y otro sexo, aunque con dosis distintas de rasgos o caracteres- o la de equilibrio entre los sexos.
De ahí que el principal objetivo del sexo sea sexuar a los sujetos: hacerlos sujetos sexuados. Y de ahí también su aportación principal: que los sujetos se atraen y se comparten, crean relaciones. Los sexos están estructurados para compartirse. Su diferenciación es justamente la clave de sus posibles encuentros. Es este cuerpo teórico el que a mí me parece de un gran interés. Desde él pueden plantearse de forma muy distinta los otros conceptos de placer o reproducción. Pero estas claves explicativas se pierden cuando se va directamente a los planteamientos del sexo como sinónimo de placer, antes para prohibirlo y hoy para permitirlo con unas u otras normas.

Has dicho que te aburría el discurso de la represión y la permisividad. ¿No fue ese discurso de la represión el que produjo la revolución sexual?
Exactamente. Resulta muy curioso lo mucho que se ha hablado de la revolución sexual, tanto en los años treinta como en los sesenta del siglo XX. El discurso de la represión y de la permisividad ha preferido seguir con autores como Freud o Reich (sobre todo este último) de la revolución sexual.
A mí no me ha interesado tanto la revolución sexual. Es más, pienso que ésta no fue sino una excrecencia de la Reforma sexual, que es la que a mí me parece interesante. La Reforma sexual es una cadena de acciones iniciadas en los años veinte por la primera generación de sexólogos. Y fue un movimiento organizado para llevar a la sociedad la obra que se había gestado en estos núcleos de sexólogos.

Se conoce poco de esta Reforma sexual de los sexólogos.
Cuando se estudian las primeras décadas del siglo XX el gran movimiento de interés es éste. Y sólo como una forma de neutralizar a éste aparece ese otro de la revolución sexual animado por la extrema izquierda, a cuyo trapo entrarán las extremas derechas con el tradicionalismo. Lo interesante de la Reforma sexual ha sido su moderación razonable, su carácter dialogante y desde otros contenidos y conceptos. Estos contenidos y conceptos es lo más interesante.
La sección española de la Reforma sexual es un buen ejemplo de ello con líderes bien conocidos como Marañón, en plena producción o la jovencísima Hildegart, que fue el alma de la organización. Lo mismo que Saldana, Juarros, Lucenay, etc., que han dejado una gran cantidad de obras de temática sexológica. Desgraciadamente la guerra civil acabó con todo, lo mismo que unos años antes la subida de Hitler al poder fue liquidando este foco de la Reforma sexual como tantas otras cosas razonables. Cuando se radicalizan las posturas se cierran los debates y la posibilidad de matizar.

Tienes alguna clave que explique la especial severidad del Cristianismo con relación al placer sexual y el pertinaz inmovilismo de la jerarquía católica?
Sobre la severidad del Cristianismo la perspectiva histórica ofrece pistas explicativas fáciles de comprender. Por ejemplo, los griegos planteaban el valor de la Erótica. Junto a este valor no les preocupó de forma especial lo que ellos llamaban porneia (la actual porno), que es lo que el cristianismo de los primeros siglos (sobre todo del IV en adelante) empiezan a tomar como tema especial de preocupación para condenarla bajo la noción de fornicatio o vicio de la lujuria. Tengo la impresión de que hay un estancamiento de ideas impresionante. Las sociedades modernas necesitan hoy otras ideas. No se trata de lo de siempre. Ha habido cambios sustanciales. Y a ellos no creo que se pueda responder con unas ideas periclitadas.

¿Dispone hoy la juventud de un bagaje cultural que le asegure una mejor comprensión y vivencia de la sexualidad o le llegan otros enfoques negativos perturbadores? ¿Qué mojones les pondrías en el camino para prevenirles y orientarles?
Las ideas antiguas tienen hoy un riesgo que es el de quedarse anclado en ellas pensando que el sexo es una cuestión de follar o no follar como en otro tiempo lo fue de fornicación o no fornicación. Muchos, desde esa idea antigua, se conforman con la prevención de enfermedades o de embarazos no deseados. A mí me parece imprescindible la educación sexual, pero no sólo para la prevención, sino para la promoción de una idea moderna del sexo como valor.

¿Qué piensas de la preocupación por el tema de los abusos?
Este tema, hoy muy en candelero, es un ejemplo de cómo la educación sexual ha ido convirtiéndose en una asistencia o prevención en lugar de una promoción del sexo como valor. Esa reducción ha hecho que se refuerce más y más la vieja idea de la división entre lo normal y lo anormal de forma que todo lo que se salga de lo normal sea considerado enfermizo y desviado. O, por definición, peligroso. Es el camino de la criminalización del sexo. Lo que el sexo necesita es un horizonte nuevo: otra mirada, otra consideración.
Havelock Ellis escribió en los primeros años del siglo XX: Entre los sexos se dan más valores cultivables que problemas tratables. Pero nos empeñamos en crear más y más problemas en lugar de explorar los valores del sexo. A falta de una idea moderna de sexo estamos entrando al trapo de un puritanismo importado con una serie de persecuciones de conductas estigmatizadas por este mismo puritanismo cada vez más fomentado. Es una forma de envenenar las relaciones y de desconfiar unos de otros. Si un enfoque del sexo como valor ofrece poder conocerlo y cultivarlo, la desidia y el poco interés por una buena educación sexual constituye un riesgo que en nuestros días lleva el nombre de criminalización.

¿Cómo ves el fenómeno de la violencia sexual?
Recuerdo la conferencia del viejo Profesor John Money en el X Congreso Mundial de Sexología celebrado en Amsterdam en 1991. Se dirigió a los europeos para que no siguiéramos la senda norteamericana de lo que él llamó «industria de los abusos y agresiones sexuales». Yo soy, por definición, contrario a toda clase de guerra o violencia. Me repugna. Y tal vez por eso sea muy crítico con el gran montaje que se ha hecho en torno a esta clase de violencia. Hay dos nociones que no casan: una es el sexo y otra es la violencia. Mi hipótesis es que mientras no se entienda este montaje que se ha pretendido hacer con la fusión de esos dos conceptos incasables no entenderemos lo que sucede. Lo más indicador de la advertencia del Profesor Money es el término «industria». La misma que se usa para la guerra. La violencia entre los sexos es un asunto más organizado de lo que ingenuamente suele pensarse cuando se alude al machismo.

¿Qué impacto ves que puede significar internet sobre el sexo en nuestros días?
Uno muy bueno de comunicación a todos los niveles: de conocimientos, de contactos, etc. Y otro que aún no ha sido evaluado. Me refiero al fenómeno de la pornografización del sexo. Cuando digo pornografización no me refiero a la pornografía, sino a la forma pornográfica de acercarse al sexo a través de sus representaciones parciales. Es lo que a veces solemos decir con la fórmula de que los genitales no dejan ver el sexo. Es bien sabido que la pornografía se nutre de un exceso de presencia de los genitales sobre el sexo, de la excitación comercial sobre el deseo de encuentro. Pero el fenómeno no es exclusivo de internet aunque en este parezca más visible. Para todo esto es importante una buena educación sexual.

En el momento actual ¿ves que la Iglesia Católica y la Sociedad caminan en paralelo (distantes y contrapuestas) o en diálogo y convergencia?
Yo recuerdo, como todos, el fenómeno que representó el Concilio Vaticano II en la sociedad española, especialmente por la necesidad de cambios y de renovaciones. Y, sobre todo, de diálogo y debate. De esto han pasado muchos años. Y hoy la Iglesia se ha quedado muy atrás, muy atrapada en viejos planteamientos, reacia a dar pasos de diálogo con la sociedad, y por eso la veo muy separada de lo que se entiende por sexo en una sociedad avanzada. Lo sucedido en España con motivo de la aprobación del matrimonio civil entre personas del mismo sexo puede ser una muestra de esa divergencia.

A propósito, ¿cómo ves tú el matrimonio entre personas del mismo sexo?
La ampliación de los derechos para todos en una sociedad avanzada ha sido la pieza más importante que se ha planteado. Pero para mí, como sexólogo y, sobre todo, como historiador de la Sexología, el punto más interesante de ese reto es que la sociedad pide y acepta un nuevo concepto de sexo. O por decirlo más claro, de sujetos sexuados como fuente de variedad y diversidad. La sexuación de los sujetos no se rige ya por las reglas de la naturaleza, sino por la lógica de las biografías y sus historias. O, por decirlo de forma más clara, por sus deseos y posibilidades. Este punto me parece de un gran interés para poder replantear y desatascar una gran lista de fenómenos considerados tradicionalmente como anormales y que no son sino formas distintas de esa variedad de los mismos sujetos por razón de sexo. Este punto constituye en Sexología un puntal lleno de sorpresas sobre nociones teóricas nuevas que es preciso plantear si se quiere no quedarse anclado en el pasado. Dicho de otra forma, lo que más me ha interesado es cómo la sociedad hoy ha aceptado que los homosexuales sean pareja con todas las consecuencias y, además, constituyan matrimonios con toda la fuerza de la ley. Es evidente que la sociedad no se plantea conceptos intrincados como nos planteamos los sexólogos, pero la sensibilidad moderna busca una coherencia nueva. Y este caso es un ejemplo de ello.

Te has referido en varias ocasiones a la Educación sexual. ¿Cuál es tu planteamiento hoy sobre ella?
Yo participé en una forma nueva de hacer educación sexual a través del formato conocido como «ciclos de educación sexual». Lo que se logró entre los años setenta y ochenta fue cortar el sistema de charlas e iniciar el de ciclos o series de coloquios abiertos, luego los han dado el nombre de talleres, etc. En los últimos años hemos elaborado un plan que llaman idealista e imposible. Pero también decían lo mismo, en su día, del formato de los ciclos. Se trata de la asignatura optativa de educación de los sexos. La asignatura optativa se basa en las ideas y conceptos y no sólo en las actitudes y, desde luego, no en la prevención. No quiero decir que no sirva para la prevención de riesgos. Al revés, incluso son más eficaces. Pero sucede que en los últimos años lo que se ha hecho ha sido cada vez más prevención; y eso, bajo el chantaje de la urgencia, deja fuera lo más importante que es la educación de los sexos como un valor.
Lo que plantea la asignatura optativa de la educación de los sexos como novedad es un gran cuadro teórico de contenidos que no son objeto de información, sino de estudio y de debate. Y es una apuesta por una idea de sexo pensando en el futuro más que en el pasado. Por eso se trata de una gran apuesta.

¿Podrías expresar a modo de flash algunos puntos que te parezcan de interés?
En nuestros medios hablamos a veces de sexologemas para indicar una serie de axiomas básicos de la sexología de esta primera y segunda generación. Expresados con un poco más de amplitud he aquí algunos.
La antigua concepción del sexo se basó en el locus genitalis y en la cópula; el moderno paradigma de los sexos ofrece un nuevo ars amandi y formas nuevas de relación.
Frente al sexo que se ha divulgado, hecho de miserias, de miedos y peligros, el sexo que plantean los sexólogos de la primera y segunda generación es un campo de riqueza. Y por eso nos invitan a conocerlo y cultivarlo.
Se ha reducido el sexo a una práctica, una conducta. Lo que el sexo necesita es más teoría, más estudio y más conocimiento. Estamos en un momento apasionante para dar un paso hacia una forma distinta de ver el sexo, pero esto requiere un planteamiento teórico nuevo.
Frente a un sexo de miseria, hecho de moral y de fisiología, lo que se plantea hoy con más interés es una epistemología de los sexos. Y lo mismo que sucede cuando los árboles no dejan ver el bosque, la obsesión por los genitalia no deja ver el sexo.
La educación sexual necesita una sacudida para que no se reduzca a una prevención de riesgos y peligros sociales o sanitarios. Como toda educación, ésta tiene por objetivo principal ofrecer ideas y pistas para comprender el hecho de ser sujetos sexuados; conocerlo lleva a valorarlo.

2006/06/17

Hoy

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.


Miguel Hernández

2006/06/16

Guldlock



Kom guldlock med ögon blå
kom nu för jag längtar så
kom nu
med din evighet
som det enda svar jag vet
Kom stjärnöga ge mej tröst
som vårvärme i mitt bröst
kom liten till värld så stor
du min himmel
jag din jord
så många mil som jag färdats
och sökt
nånting
nånting
nånting
jag funnit kärlek lycka och lugn
men i mej
i mej
i mej finns ändå tomma rum
Kom vildvind med rosenkind
en kort stund var bara min
så lovar jag
innan du ber
att ge dig frid
Kom du som ser världen ny
som aldrig sett dagen gry
låt all skönhet på min jord
på nytt födas
med dina ord

(Eva Dalhgren, En blekt blondins hjärta. 1991)

2006/06/14

Un comienzo magnífico

CUATRO A CERO. Y podían haber sido cinco o más. Cuatro golazos como cuatro soles, sobre todo el último. Un partidazo impresionante. Esperemos que el buen juego y la suerte nos sigan acompañando y lleguemos lo más lejos posible. Si seguimos jugando en bloque como hoy será difícil perder.

2006/06/10

Minorías eróticas. Pecado y patología

"Al pedírsele consejo, el doctor J. Guerin afirmó que, después de haber fracasado con todos los demás tratamientos, había conseguido curar a las adolescentes afectadas por el vicio del onanismo quemándoles el clítoris con un hierro caliente(...) Aplicó el punto caliente tres veces en cada uno de los labios mayores y otra en el clítoris(...) Tras la primera operación, de cuarenta a cincuenta veces en un día, el número de espasmos voluptuosos se reducía a tres o cuatro(...) Creeemos, pues, que en casos similares a los que uds. estudian, no debe dudarse en recurrir al hierro candente, y en una etapa temprana, para combatir el onanismo clitoridiano y vaginal en las adolescentes."
Demetrius Zambaco. Onanism & Nervous Disorders in Two Little Girls.

En nuestra sociedad occidental, tan avanzada, tan culta, informada y libre, aún imperan viejos tabúes para las sexualidades que se apartan de la norma. Hay una jerarquía piramidal que nos dice cómo han de ser las cosas, siguiendo el estilo de las castas. Así, en la cima de la pirámide de la sexualidad buena, sagrada, normal y natural estarían los heterosexuales, casados y con posibilidad de procrear. Después vendrían las otras relaciones heterosexuales: las que se dan en una relación estable en pareja no casada, luego, entre miembros de una misma generación(1), en privado siempre, sin dinero (2), no pornográfica y sin aditamentos (juguetes). Últimamente, las parejas estables (mejor si son casadas) de homosexuales han subido un peldaño o dos en repetabilidad, aunque de ningún modo pueden equipararse a los "reyes" de la cima dado que sus uniones teóricamente son "estériles". (¡Por todos los dioses! ¡cómo van a tener hijos los maricones o las bolleras! ¡Herejía!)
Así pues, todo lo que se aleja de ésa cima ideal donde prima y prevalece el coito vaginal, el supermacho con 30 cm o más de verga y la supermujer de orgasmos múltiples y en cadena(3) va suponiendo una degradación moral y -desde el siglo XIX- psiquiátrica o psicológica, tanto da: masoquismo, sadismo, travestismo, froteurismo, fetichismo, etc. Como hoy en día no vende tanto hablar de virtud-pecado, se sustituye éste binomio por el de salud-enfermedad y así toda variedad erótica es insana, depravada, viciosa, ilegítima e ilegal y sobre todo peligrosa. Tanto para los sujetos que libremente (se duda de ésa libertad, considerándo muchas veces que o bien han sido engañados o seducidos por otros pervertidos o como son enfermos, no son dueños de su mente) decidan practicarla como para el resto de la sociedad y son capaces con su mera presencia corromper la "inocencia" de los niños o corroer las bases de cualquier civilización. Y ante tal amenaza tan desmesurada sólo cabe la protección. Para ello se recurre a la legislación y a campañas en prensa o a través de series de tv, lo que suele producir un aumento de la preocupación y un endurecimiento de las penas. Si bien es cierto que es en los EEUU donde ésto es más palpable como es el caso de la legislación de algunos Estados en contra de la estimulación bucogenital, en Europa lo que se emplea es la presión social con resultados igual de coercitivos. Imaginemonos a la persona más seria y formal que conozcamos. Pensemos que le gusta ser azotada o ver como eyaculan en un zapato. Si se hiciése público y trascendiése ¿cómo afectaría éso a su reputación? Y ¿en qué se diferencia ésto del racismo o del apartheid?.
Que a uno le guste la comida más especiada o picante o salada no tiene trascendencia pero si hablamos de follar mejor no apartarse de la norma. Por lo que pueda pasar.

(1) Aunque que un hombre de 50 se ligue a una de 20 no está tan mal visto como que una mujer de 50 haga lo propio.
(2) Excepto si hablamos de matrimonio, claro. Las hurgamanderas y trabajadoras del sexo nunca han estado bien vistas, menos aún cuando niegan la inmoralidad de su trabajo o se atreven a reclamar derechos laborales.
(3) Lo que es una potencialidad pasa a convertirse en obligación y prescripción. Si no, fracasas. Un absurdo más, como las gilipollescas encuestas que miden la frecuencia coital (cuántos polvos por semana) y pretenden hacer un ránking europeo o mundial. ¿Habrá alguna medalla o trofeo? Y ¿por qué ha de importar más la cantidad de penetraciones que la calidad de los encuentros?

2006/06/06

KJELL ASKILDSEN


Los lectores avisados y avispados de ésta bitácora, rápidamente habrán colegido la relación entre ésta y el nombre que figura en ésta entrada. Efectivamente, Kjell Askildsen es el autor noruego del que he tomado prestado el título de ésta bitácora, "Et stort øde landskap", una relación de cuentos cortos publicada en la editorial Lengua de Trapo. Pues bien, paseando ayer por un parque que tenemos a las afueras de Bilbao (el Retiro), me dijeron que dentro de poco van a sacar un nuevo libro suyo "Los perros de Tesalónica". Y que, con suerte, redistribuiran sus otras obras. A ver que pasa.

2006/06/03

Poesía hecha carne

L'heura dels dits detura el pas del temps
i no hi ha espai que no omplin els teus pits
turgents i erectes, les cuixes i els malucs.
Apropo els llavis als teus llavis molls
i compassadament respiro amb tu


("La hiedra de los dedos detiene el paso del tiempo
y no hay espacio que no llenen tus pechos
turgentes y erectos, los muslos y los glúteos.
Acerco los labios a tus labios mojados
y acompasadamente respiro contigo.)

Miquel Marti i Pol

2006/06/01

En pareja

Había una vez una mujer que amaba a un hombre con devoción, con obsesión, con entrega absoluta. Estaba segura de que había encontrado en él al modelo exacto de sus sueños. Un día fueron a navegar en un pequeño velero. Anclaron en una islita deshabitada y de vegetación frondosa. Las aguas eran cálidas y cristalinas, la playa estaba cubierta de arena fina, blanca y suave como el talco. Dejaron el velero y se echaron a nadar. Después de un rato fueron a la playa y se tendieron bajo el sol tibio y generoso. De cara al cielo, con los ojos cerrados, la mujer agradeció sin palabras, con su voz interior. Y además pidió. Sus ruegos fueron para que ese hombre amado fuera feliz y para que el romance entre los dos avanzara de tal manera que él se sintiera satisfecho. Con esta oración se quedó dormida. Cuando despertó estaba sola... El se había ido en el velero... Es decir, los ruegos de ella habían sido escuchados.

Es una lástima que este cuento termine mal. ¿Pero había alguna certeza de un final feliz?. Si se repasa el relato con cuidado podrá advertirse que, debajo de la superficie idílica y maravillosa, se gestaba un peligroso desequilibrio. A lo largo de ésta breve historia, la mirada de ella está puesta constantemente en él. Nada sabemos de sus sentimientos ni de sus sensaciones. Ignoramos qué necesidades la afectan.
No podríamos decir qué es lo que ella ansía de él. Se habla de su entrega, de su obsesión, de su devoción. Dice que él se adapta como un pie a la horma que ella ha diseñado previamente. Su oración pide por la felicidad y por la satisfacción de él.
Aunque la narración está planteada desde la mirada de ella, el verdadero protagonista del relato es él. Es él quien actúa, quien toma una decisión, quien ejecuta algo. Aunque no lo diga, y aunque ni siquiera tenga rostro, podemos darnos una idea de lo que él quiere, o por lo menos de lo que no quiere.

EL ORDEN CORRECTO
Este relato, que también podría llegar a narrarse invirtiendo las actitudes de los personajes, aparece ligado de manera estrecha a una cuestión fundamental. La de cómo transitamos el camino de la vida. Sam Keen, uno de los más lúcidos y sensibles pensadores humanistas de hoy, recuerda un consejo fundamental que recibió de parte de un amigo en un momento en que su vida atravesaba una crisis profunda (divorcio, dudas acerca de la vocación, desmoronamiento de los modelos y creencias). Esa persona le recordó las dos preguntas que toda persona debe plantearse en ciertas instancias decisivas de la vida. Son éstas:
¿Hacia dónde estoy yendo?
¿Quién vendrá conmigo?
Hay un requisito básico: las preguntas deben hacerse en
el orden en que están. “Si te formulas las preguntas en
el orden equivocado, te verás en problemas”, le advirtió
su amigo a Sam.
Parece sencillo y, sin embargo, solemos invertir el orden con mucha frecuencia y con demasiada facilidad. Cuando mi compañía es más importante que mi destino estoy preparando las condiciones para la frustración, para el desengaño y para su hijo primogénito: el reproche. Si necesito de alguien que haga realidad mis sueños, entonces están dejando de ser mis sueños. Será el otro quien decida qué hacer con ellos.
De alguna manera es lo que ocurre con la mujer del relato. Parece haber olvidado la dirección de su marcha o, lo que es peor, parece ignorarla. Está encandilada con la compañía. Para ella es más importante “quién vendrá conmigo” y no “hacia dónde estoy yendo”.
Responder a la primera pregunta no es cosa fácil, pero de ello depende vivir de una manera o de otra. Aspirar a una vida auténtica o resignarse a un simple “como si” se viviera en plenitud, un simulacro más o menos exitoso. Saber a dónde estoy yendo significa preguntarme quién soy, que sé y que ignoro de mí, cuáles son mis capacidades y mis limitaciones, no confundir mis deseos con mis necesidades (deseo un castillo, necesito una casa), reconocer cuáles son mis prioridades íntimas en este momento de mi vida y separarlas de las prioridades que me imponen desde afuera. Discernir mis certezas de las expectativas que otros tienen sobre mí. No confundir lo que puedo, quiero y necesito con lo que “debería”.
Descubrir a dónde estoy yendo significa, al mismo tiempo, aceptar las condiciones del camino y sus circunstancias. Habrá momentos en los que la marcha será más rápida y otros en los que será lenta. Habrá tramos llanos y fáciles y trechos escarpados y riesgosos. Habrá períodos en los que mi marcha será solitaria y épocas en las que muchos estaremos orientados hacia la misma dirección. En algún momento deberé ir adelante de mi compañía y en momentos quedaré atrás. Nadie garantiza que ésta marcha atravesará un jardín de rosas. Pero hay algo seguro: la compañía es, en este caso, verdadera.

JUNTOS, NO REVUELTOS
Si estas preguntas pueden ayudar a orientarnos en momentos decisivos de la vida, resultan esenciales cuando un hombre y una mujer se encuentran. Si el encuentro ha sido forzado por la compulsión de contestar primero a la segunda pregunta, hay motivos para sospechar que no se ha producido en las mejores condiciones. Cuando estoy confuso acerca de mí, estoy propenso a depositar mi confusión en otro y, todavía más, a pretender que el otro la entienda y la resuelva. Que me acompañe, no importa para ir a dónde. Pero quien camina cargando a otro corre el riesgo de tropezar, de caer o sencillamente de cansarse pronto.
Distinto es el caso cuando el encuentro se produce en una natural confluencia del camino que cada uno está transitando.
En ese caso, con seguridad, nadie tendrá que hacerse cargo de nadie, la marcha será conjunta y paralela, gozosa y nutritiva. Son los encuentros que ayudan a crecer. Los que significan estar con otro: no ser para el otro ni del otro.
Lo cierto es que no hay por qué esperar a los grandes acontecimientos o crisis o decisiones para hacerse las dos preguntas. La costumbre de acudir periódicamente a ellas puede resultar un modo de mantenerse actualizado acerca de uno mismo y de su compañía. Un hombre y una mujer que busquen estas respuestas con sinceridad y con asiduidad tendrán, seguramente, buenas posibilidades de marchar juntos por un largo tiempo, porque sabrán quiénes son ellos, quién es el otro y a dónde van. No correrán el riesgo, en fin, de despertar solos en una playa desierta.

Texto de Sergio Sinay.

Recomiendo su bibliografía:

- Esta noche NO, querida
- El Arte de vivir en pareja, y
- El Buen Amor. Todas publicadas por RBA /Del Nuevo Extremo. Es jodidamente brillante.